"Después de varios meses de un lento progreso, la coalición liderada por Rusia —que comprende también al Ejército sirio, las fuerzas especiales de la Guardia revolucionaria de Irán y las unidades de Hezbolá— logró romper el dique y avanzar en todas las direcciones mientras la defensa del enemigo se quiebra", afirma Whitney.
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Las ciudades claves previamente ocupadas por los yihadistas están liberadas, las fortalezas, asediadas y los grupos radicales se ven obligados a retirarse, rendirse, o prepararse para la batalla final, y está claro que las fuerzas del presidente Bashar Asad gradualmente restablecen el orden en el país, nota el periodista.
La esperanza pública de un fracaso por parte de Rusia tiene raíces en los fiascos militares de EEUU.
"Los estadounidenses están tan acostumbrados a que cada operación militar se convierta en un ‘pantano' que otro resultado les sorprende. No es extraño si uno tiene en cuenta que ‘el mejor Ejército del mundo' tardó más de 15 años en Afganistán combatiendo a los pastores de cabras", opina el periodista.
Cabe destacar que el conflicto en Siria está lejos de un fin definitivo y todavía tiene potencial para escalar. La hostilidad de Turquía hacia las unidades de los kurdos sirios que combaten contra los radicales cerca de la frontera turca es uno de los aspectos que puede empeorar el conflicto. "Rusia tendrá que proteger a sus aliados kurdos si Turquía lanza una acción militar, y la situación ya está muy tensa para los actores involucrados", dice el autor.
Sin embargo, "la estabilización del Goberno sirio y los avances de las fuerzas progubernamentales debido al apoyo de Rusia ya llevaron a Washington a reconsiderar su lema de ‘Asad debe dimitir' a favor de otros escenarios y ningún funcionario o experto occidental lo quiere admitir", concluye Whitney.