"No podemos no apoyar los llamamientos a las autoridades turcas para cesar el exterminio de la población local y la política deliberada de traslado de los kurdos, para cancelar el toque de queda, encontrar y castigar a los culpables de violaciones de derechos de la población civil, garantizar el acceso de observadores locales y extranjeros", declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Anteriormente, más de 1.000 científicos turcos llamaron a las autoridades del país a "poner fin a la masacre" en el sureste del país y sentarse a la mesa de negociaciones para una solución pacífica del problema kurdo.
La Fiscalía de la provincia de Kocaeli (noroeste) detuvo a 14 científicos que firmaron la petición.
A finales de diciembre Turquía anunció el toque de queda en en las provincias surorientales de Sirnak, Diyarbakir y Mardin, donde siguen los enfrentamientos entre los militares y los combatientes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), proscrito en el país.
Según la Asociación de Derechos Humanos de Turquía, desde el inicio de la operación antiterrorista en agosto pasado han fallecido 162 civiles.