Cuando la censura de lo políticamente correcto y de la ineptitud policial cedió ante la gravedad de los hechos, se pudo comprobar que entre los autores de los delitos ("hombres de origen árabe o norteafricano", según la policía y las víctimas) se cuentan decenas de refugiados de los que fueron recibidos en las estaciones de tren alemanas con el habitual "Wilkomen" (bienvenidos). Entre los ya detenidos, figuran también una mayoría de ciudadanos sirios, "invitados por Merkel", como aseveraba un joven ante la policía local.
Inevitablemente, el sufrimiento de las mujeres alemanas violentadas por hordas de salvajes —que algunos excusan con el hecho de estar embriagados- tiene consecuencias políticas siempre contrarias a las que esas buenas almas de los militantes de lo políticamente correcto pretenden.
La canciller alemana, Angela Merkel, laureada como la jefa de gobierno más generosa de la Unión Europea en su actitud hacia los refugiados, ya ha anunciado que va a endurecer su política de acogida y su legislación penal, para expulsar a los extranjeros acusados de delitos graves y menos graves.
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La agresión sexual y el robo a cientos de mujeres ponen punto final, de momento, a la euforia de acogida sin control de cientos de miles de inmigrantes que solo en 2015, llegaron a más de un millón de personas en territorio alemán.
Europa se cierra
Por supuesto, el episodio vivido en Alemania no es un problema nacional. La Unión Europea, es decir, los 28 miembros del club de Bruselas, han sido incapaces de abordar el asunto de los refugiados con frialdad y firmeza.
El asunto de los refugiados, que marcó el año pasado, seguirá siendo uno de los puntos clave en otro de los apartados más sensibles que la UE deberá afrontar también en 2016. En febrero, Londres negociará con Bruselas las demandas que el gobierno de David Cameron cree indispensables para evitar una salida del Reino Unido del bloque, en el referéndum programado para 2017.
Tema: Medidas de la UE sobre refugiados
Entre las exigencias de Londres, destaca también la idea de privar de beneficios sociales durante los primeros cuatro años de estancia a los inmigrantes intracomunitarios que accedan a un puesto de trabajo en territorio británico. Una violación, según Bruselas, de las normas básicas europeas en cuanto a igualdad de derechos.
Polonia se encierra
El nuevo gobierno polaco se ha convertido también en uno de los primeros problemas del año para las autoridades comunitarias. El gobierno del presidente, Andrzej Duda, ha desafiado las alarmas de Bruselas y ha decidido implementar una serie de medidas "a la húngara", sobre control de los medios de prensa estatales y de las instituciones de Justicia. El líder polaco arrasó en las urnas con ese programa y es la primera formación en gobernar en solitario en el país, desde la caída del régimen comunista.
La respuesta de ciertos polacos a las críticas alemanas, o de alemanes, se reflejaron también en una confrontación deportiva entre selecciones de ambos países. En Varsovia se podía leer una pancarta donde se decía "proteged a vuestras mujeres, no a nuestra democracia".
Este es el ambiente entre los miembros de la Unión Europea en los primeros días de 2016. Un año que volverá a evidenciar la dificultad de acordar posturas comunes entre gobiernos con intereses absolutamente contrapuestos en el terreno ideológico, político, social y económico.
Infografía: Europa del Este, en contra de los refugiados
Alemania y Francia se enfrentarán a elecciones clave en 2017, con lo que hasta entonces estarán mucho más pendientes de sus problemas internos que de la política común europea. Ese es el riesgo para los que todavía sueñan con un espacio común de intereses e ideales. Con las dos locomotoras al ralentí, y el euroescéptico Reino Unido buscando otra vía, los vagones pueden optar por un desenganche del sueño comunitario que la realidad está poniendo en duda.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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