Más de 911.000 refugiados, en su mayoría procedentes de Siria, Afganistán e Irak, llegaron a Europa en los primeros once meses del año escapando de la persecución y la guerra, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Mientras tanto, según un reciente informe de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), en el mismo período también llegaron a la UE al menos 1,55 millones de inmigrantes irregulares.
Peligros de la Odisea en el Mediterráneo
El mar Mediterráneo se ha cobrado unas 3.500 vidas este año, cuarta parte de ellos niños, según Acnur.
En una sola semana de abril, 1.200 personas murieron en dos grandes desastres migratorios marítimos en aguas libias en un intento de alcanzar las costas europeas en pequeñas embarcaciones.
El 13 de abril, un barco que transportaba a unos 550 migrantes, en su mayoría de África subsahariana, se hundió unas horas después de salir de un puerto libio. Sólo 150 personas fueron rescatadas.
Sólo cinco días más tarde, el 19 de abril, un barco de pesca volcó al sur de la isla italiana de Lampedusa. La tragedia se cobró entre 700 y 900 vidas, convirtiéndose en el peor desastre del Mediterráneo.
Puerta trasera de Europa
El saldo creciente de muertos en el Mediterráneo, así como los esfuerzos de la UE para proteger sus fronteras externas provocaron un cambio de ruta de los migrantes.
Cientos de miles de migrantes procedentes de Oriente Próximo y Asia se dirigieron a través de Turquía a los países balcánicos y después al norte del espacio Schengen.
Los solicitantes de asilo normalmente viajan en barcos a través del mar Egeo a Grecia y luego a Hungría pasando por Macedonia y Serbia, o bien a través de Kosovo o de Bulgaria.
Así, los Balcanes se convirtieron en un punto de tránsito para los migrantes de Oriente Próximo, Asia y África.
El flujo interminable hizo a Budapest cerrar su frontera con Serbia en septiembre pasado y construir una valla de alambre de púas, un paso condenado por Bruselas. Esto provocó una redirección de los migrantes a Croacia y después a Austria a través de Eslovenia.
Eslovenia, a su vez, también anunció la construcción de una valla en la frontera con Croacia.
En diciembre Austria también comenzó a construir una valla a lo largo de su frontera con Eslovenia para controlar mejor la afluencia de los migrantes.
Las limitaciones introducidas aumentaron sin embargo los beneficios de los traficantes que no tardaron en organizar un negocio lucrativo que provocó varias tragedias humanas.
En particular, en agosto pasado la policía austriaca encontró un camión frigorífico estacionado cerca de la frontera húngara con 71 cuerpos en descomposición; se estima que se trataba de refugiados sirios.
Al día siguiente, tres niños sirios y varios adultos gravemente deshidratados fueron rescatados de la furgoneta de un traficante cerca de la frontera alemana.
Reinstalación, reasentamiento y resentimiento
Frente a la gran afluencia de migrantes, la Comisión Europea aprobó un plan de reubicación y reasentamiento para distribuir un total de 160.000 refugiados, que se encuentran en Italia, Grecia y Hungría, entre los países miembros de acuerdo con un sistema de cuotas.
La mayoría de los países aceptaron el plan menos la República Checa, Hungría, Eslovaquia, Polonia y Rumania, que insistieron en acoger un número que correspondiera a sus recursos.
Mientras tanto Alemania estima que en total en 2015 más de un millón de migrantes llegaron a su territorio.
Enemigo a las puertas
El flujo incontrolable de refugiados que a menudo llegan a Europa sin papeles provocó preocupaciones en materia de seguridad ya que los islamistas del grupo Daesh (o Estado Islámico, prohibido en Rusia) podrían intentar infiltrarse en los países de la UE.
Los analistas de Inteligencia advirtieron en mayo que los radicales podrían mezclarse con los migrantes que embarcan con destino de Italia y Grecia.
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Los atentados sangrientos en París, del 13 de noviembre, exacerbaron estos temores después de que los medios de comunicación afirmaran que dos de los terroristas suicidas que se hicieron estallar fuera del estadio Stade de France llegaron a Europa desde Turquía a través de la isla griega de Leros, donde se ubica un centro de acogida de refugiados.
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El 29 de noviembre los líderes de la UE se reunieron con sus homólogos turcos para abordar medidas contra el flujo de migrantes y llamar a Turquía a cerrar la frontera norteña a miles de personas camino a Europa.
La UE expresó su disposición de destinar 3.000 millones de euros para ayudar a los refugiados sirios que están en el territorio turco, cuyo número asciende a 2,7 millones. A cambio, Bruselas se comprometió con acelerar la entrada de Ankara en el bloque y el espacio Schengen.