"Escuchamos con mucha frecuencia el argumento de que resulta imposible lograr verdadera coordinación en la lucha contra el terrorismo sin resolver el asunto de Asad. Es una lógica peligrosísima, un planteamiento peligrosísimo", remarcó el canciller ruso en rueda de prensa celebrada tras una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria.
Para Rusia es inaceptable que a un país se le diga quién debe gobernarlo.
"En lo que respecta al futuro de Asad (…) no podemos aceptar planteamientos que desde fuera imponen a un pueblo la decisión sobre personas a las que quisieran ver como líderes", dijo el jefe de Exteriores ruso.
El principio clave para Lavrov es que "solo el pueblo sirio puede determinar el futuro de su país", pero no todos lo aceptan.
"No todos han renunciado a condiciones previas ni a sus propias interpretaciones de cómo es posible implementar este principio en la práctica", lamentó el ministro.
Acto seguido, añadió que "no todos, por cierto, han renunciado a la opción militar en la solución de la crisis siria, lo que resulta absolutamente inaceptable para nosotros".
Las discrepancias sobre Bashar Asad y su permanencia en el poder siguen siendo uno de los principales obstáculos para la formación de un amplio frente antiterrorista en Siria.
Desde marzo de 2011, Siria está sumida en una guerra civil que ya costó la vida a más de 220.000 personas, según la ONU, y en la que el Ejército gubernamental combate a grupos insurgentes y organizaciones terroristas como Daesh y el Frente al Nusra, proscritas en Rusia y otros países.