A media tarde se habían asignado 15 de los 25 contratos de licencias ofertados en campos maduros terrestres con alrededor de 100 millones de barriles de crudo remanente cada uno, localizados en estados del norte del país (Nuevo León y Tamaulipas), con costas en el Golfo de México (Veracruz) y del sur del país (Chiapas y Tabasco), de los cuales la mayoría habían sido ganados por petroleras mexicanas.
Por ejemplo, las compañías mexicanas Diavaz Offshore, Perseusy Strata Campos Maduros ganaron dos contratos cada una, mientras que la canadiense Renaissance lograba tres contratos.
La licitación en modalidad de licencia —en la cual las empresas entregan al Estado un porcentaje de sus ingresos brutos-, es la tercera fase de la llamada Ronda Uno de la apertura de la industria energética mexicana a la competencia —integrada por cinco fases que culminarán en marzo de 2016-, luego de 77 años de un cerrado monopolio de la estatal Pemex, que ha llegado a ser el décimo productor mundial de crudo.
En total cinco empresas mexicanas ganaban contratos en campos petroleros maduros —de antigua explotación por Pemex-; y otros tres consorcios lograban contratos en asociaciones de extranjeras con al menos una firma nacional.
La inversión total esperada oscila entre 600 y 1.100 millones de dólares, de acuerdo con fuentes oficiales consultadas por Sputnik Nóvosti, para los 25 campos petroleros terrestres de esta fase, con alrededor de 100 millones de barriles de crudo remanentes cada uno.
En la primera fase de la Ronda Uno —el 15 de julio pasado- se firmaron los dos primeros contratos estimados en 2.700 millones de dólares, para explorar aguas someras del Golfo de México; y en la segunda fase —el 30 de septiembre- se otorgaron otros cuatro con inversiones esperadas por unos 3.000 millones de dólares, en la cual participaron grandes empresa extranjeras de EEUU, Gran Bretaña, Italia, Argentina y Rusia, entre otras.