"El tribunal de justicia climática, uno de los principales planteamientos de Bolivia, Ecuador y la Cumbre de los Pueblos, no estuvo presente en el documento final de la cumbre de París", dijo el investigador Juan Carlos Solón, integrante de la Fundación Solón que preside su padre, el exembajador de Bolivia en la ONU, Pablo Solón.
El Acuerdo de París, pendiente de ratificación por todos los estados, será el primer tratado que impondrá obligaciones a todas las naciones para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La diferencia con propuestas anteriores radica en que el Acuerdo de París se basa en los compromisos nacionales de reducción de emisiones, que esta vez fueron formulados por 187 de los 196 países miembros de la Convención.
Con los recortes comprometidos hasta ahora, la temperatura global subiría 3,5 grados centígrados; pero los compromisos nacionales deben revisarse cada cinco años, comenzando en 2018; si para entonces los países ofrecen recortes mayores y más prontos, el recalentamiento en este siglo podría limitarse mantenerse debajo de los dos grados, según los expertos.
Pero para Solón la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21) fue absorbida por los intereses de las grandes corporaciones, lo que resultó en un documento final meramente declarativo.
"La convención ha sido cooptada por los grandes intereses corporativos transnacionales, (y) por los intereses económicos y políticos de ciertos Estados que buscan mantener su seguridad y estabilidad económica. Estos no van a ir en contra de sus intereses comerciales", afirmó Solón.
En la misma línea opinó el biólogo y especialista en ciencias ambientales, Marcos Nordgren, para quien el documento final no estuvo a la altura de las circunstancias.
"Es un acuerdo muy diluido, muy simbólico el que resultó de la COP 21, que fue considerada crítica para frenar el dramático cambio climático", dijo Nordgren a esta agencia.
El biólogo aseveró que los países que acudieron a la cumbre no mostraron transparencia ni un verdadero compromiso para hacer frente a la situación.
"El resultado de las negociaciones entre las partes en París va a ser inefectivo para frenar el cambio climático que ya representa una de las grandes crisis de la humanidad", señaló.
Al igual que Solón, Nordgren considera que "detrás de toda la agenda ambiental hay una agenda económica, geopolítica, que no es posible separar de la problemática del cambio climático; el tema debería discutirse al más alto nivel de las relaciones multilaterales para tomar decisiones definitivas", dijo.
La COP 21 comenzó el 30 de noviembre en la capital francesa y debía concluir el viernes 11, pero se extendió un día más con el objetivo de cerrar años de negociaciones.