Indicó que "los servicios especiales y la sociedad deben estar preparados porque algo semejante puede tener lugar en cualquier lugar de Europa".
Randák dudó que los servicios especiales y la policía hayan pasado por alto algo en su trabajo, ya que tras los anteriores ataques, en particular el atentado contra la revista Charlie Hebdo en enero, todas las fuerzas de la seguridad de Francia trabajan al máximo nivel.
Sin embargo, continuó, es imposible prever absolutamente todo.
Una cadena de atentados se produjo la noche del viernes en seis puntos diferentes de la capital francesa; los terroristas abrieron fuego en un restaurante, detonaron tres bombas cerca del Estadio de Francia, donde se celebraba un amistoso con Alemania, y tomaron rehenes en una sala de conciertos.
Según estimaciones oficiales, los atentados costaron la vida al menos a 127 personas y más de 250 resultaron heridas.