"El mayor peligro que tenemos es que se convierta en moda. La moda se transforma y es pasajera. La trata de personas es un fenómeno estructural que ha acompañado el desarrollo de la humanidad, no podemos permitir que sea una moda", dijo a Sputnik Nóvosti el presidente del Observatorio Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, José Manuel Grima.
"Nosotros siempre preferimos al Estado, porque en nuestra perspectiva de derechos humanos, los principales responsables en garantizarlos son los estados, pero todos somos corresponsables", indicó.
Carlos Pérez, del proyecto de Trata de Personas de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito en Colombia, explicó a esta agencia que si bien existe trata de continente a continente, "el 30 por ciento se da hoy en día en el interior de las regiones".
En este aspecto, el último informe de las Naciones Unidas "confirma que a pesar de que los casos de trata con fines de explotación sexual son los más elevados, con un 40 por ciento aproximadamente, los casos de trabajo forzado se han incrementado de 36 por ciento, en 2012, a 42 por ciento, en 2014", dijo Pérez.
Para Grima, estos delitos presentan cuadros muy complicados "porque hay una característica muy disímil en los diferentes países, no es una situación homogénea".
La colombiana Betty Pedraza, de la Corporación Espacio de Mujer de Medellín, observó que antes se veía la trata muy ligada a la explotación sexual, pero "empezamos a darnos cuenta de que en América Latina la explotación laboral es mucho más fuerte".
"Se están visibilizando situaciones de esclavitud grandísimas con niñas, niños, hombres y mujeres en el campo laboral", dijo Pedraza, mientras "la mendicidad experimenta un aumento grandísimo".
Grima indicó entre los obstáculos la asignación presupuestaria de cada país y la capacidad técnica para crear dispositivos institucionales eficientes para luchar contra la trata y el tráfico de personas.
Grima enumeró asimismo problemas en el acceso a la justicia y en la restitución de derechos y de proyectos de vida a las personas que son arrancadas de las redes de trata.
"Tenemos todavía deudas, tenemos todavía muchos caminos por transitar", reconoció.
Los expertos también señalaron que estos problemas no deben restringirse a la policía, los fiscales y los jueces.
"Que se pongan la camiseta y se comprometan en promover la identificación de casos" las comunidades, los medios de comunicación, "organizaciones de la sociedad civil, academia e incluso el sector privado", dijo Pérez.
Para la colombiana Pedraza la mejor solución depende de un buen trabajo de prevención "en colegios, universidades y organizaciones sociales".
Se necesita "contar qué es la trata que existe, y no es solo explotación sexual, sino que hay otras miles de modalidades. Porque a mí me pueden hacer la oferta, pero si no es para prostitución yo digo esto es bueno y me voy, puede ser explotación laboral, puede ser mendicidad", finalizó Pedraza.
Según cifras del Ministerio de Justicia de Bolivia, de 210 denuncias de personas desaparecidas, 107 casos corresponden a la categoría de trata y tráfico de personas.