“La Iglesia perdió la libertad dejándose llenar la cabeza por políticos juzgando un obispo sin ninguna prueba después de veinte años de ser obispo”, dijo Francisco.
“Osorno sufre, sí, pero por tonta, porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se deja llevar por las macanas que dice toda la gente”, agregó el papa.
“Yo soy el primero en juzgar y castigar a alguien que tiene acusaciones de ese tipo. En este caso ni una tiene, al contrario. De corazón se los digo”, señaló.
Barros es acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima, de 85 años, que fue párroco de la Iglesia Sagrado Corazón del Bosque hasta 2006. Cuatro años después se conocieron las denuncias de José Murillo, James Hamilton y Juan Carlos Cruz, acusándolo de abusos sexuales desde los años ochenta, cuando Hamilton y Cruz tenían 17 años.
El 30 de septiembre, Errázuris tuvo que declarar cinco horas ante la justicia, y el 22 de octubre también deberá presentarse el actual arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, después de que se difundieran correos electrónicos en los que supuestamente tanto él como Errázuris habrían intentado encubrir a Karadima.
En Osorno, los dichos del papa no cayeron bien. “Lo respetamos pero no aceptamos por ningún motivo que nos haya tratado de tontos y de zurdos, acá hay una Iglesia viva. El mismo quiere que transparentemos una Iglesia donde los abusadores sexuales no tienen cabida”, señaló uno de los vecinos, Mario Vargas, en una entrevista difundida por radio Bío Bío.
De acuerdo con datos difundidos por la CNN, solo un 57% de los chilenos se declara católico, y según una encuesta de Cadem Paza Pública de septiembre, 74% considera que la Iglesia actuó mal en este caso.