Hasta el momento, el juez no ha estimado la cuantía de dicha responsabilidad civil, pero se determinará "en el momento procesal oportuno".
Los imputados dependían directamente del Arzobispado de Granada debido a su condición de sacerdotes.
"Los hechos se producen por la condición de sacerdotes de los imputados, y por el reclutamiento y aprovechamiento como monaguillo de la víctima o víctimas en la sede y casa parroquial de la parroquia", señala el magistrado.
La víctima denunció que "las prácticas sexuales más frecuentes iban desde masajes a masturbaciones y besos en la boca".
El joven explicó estos abusos en una carta enviada este verano al papa Francisco, quien le prometió su ayuda y le pidió perdón "en nombre de la iglesia".
"Por culpa tanto 'in eligendo como in vigilando' y por el lugar del que parten en relación de causalidad los actos de índole sexual que se residencian y originan desde la parroquia", se estima la declaración de responsabilidad civil del Arzobispado.
Según el secreto de sumario, que se levantó el pasado mes de enero, el padre Román, cabecilla del grupo, ejerció "conductas con un carácter particularmente degradante y vejatorio hacia el primer denunciante que fue víctima de los abusos cuando tenía entre 14 y 17 años".
El escándalo estalló en noviembre de 2014, al ser detenidos tres sacerdotes y a un seglar, miembros del denominado clan de los Romanones, por presuntamente abusar de menores a los que captaban como monaguillos.
Este es mayor escándalo de pederastia destapado en la iglesia católica española hasta ahora.