Entre 30 y 35 combatientes kurdos murieron en la provincia de Tunceli, en el este de Turquía, atacados por dos cazas F-16.
El ataque fue respuesta al asesinato en esta provincia de un oficial de policía a manos de los guerrilleros kurdos.
Los cazas turcos también lanzaron un ataque en el norte de Irak, en la provincia de Haftanin, donde mataron entre 55 y 60 rebeldes y destruyeron bases del PKK.
La situación en Turquía se agravó tras el atentado perpetrado el 20 de julio por el Estado Islámico (EI) en la frontera con Siria y las matanzas de policías en provincias surorientales turcas, de las cuales el PKK asumió la responsabilidad.
En los dos últimos meses perdieron la vida más 110 policías, militares y civiles en ataques lanzados por la guerrilla kurda del PKK.