Se suma la incertidumbre despertada en los mercados financieros ante la situación fiscal de Brasil, especialmente después de que Rousseff decidiese este fin de semana echar marcha atrás al proyecto para restituir el impuesto CPMF (Contribución Provisional sobre los Movimientos Financieros), el cual pretendía grabar con un 0,38 por ciento las transacciones monetarias en el país.
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Se trata de un aumento del 1,76 por ciento respecto al precio alcanzado el pasado viernes en una semana caótica en la que el 26 de agosto se llegó a un precio máximo de 3,6563 reales el dólar.
La semana pasada la depreciación del real brasileño respecto al dólar alcanzó un total del 2,55 por ciento debido principalmente a la inestabilidad del mercado asiático, cuyo máximo representante, China, es el mayor socio comercial de Brasil, con un comercio bilateral de 2.600 millones de dólares solamente en los siete primeros meses de 2015.