“El acuerdo no fracasó, pero es un hecho que ambas partes no respetan lo pactado; sería demasiado pronto para decir que el acuerdo (de Minsk) ha muerto”, dijo Hug al diario alemán Die Welt.
Destacó que los observadores logran conseguir el alto el fuego a corto plazo, lo que permite realizar trabajos de reparación y transportar ayuda humanitaria.
Añadió que “el alto el fuego y la retirada de armamento no dependen de la OSCE sino de la partes en conflicto, que deben observar las reglas”.
A principios de esta semana Hug visitó Donetsk, donde, según sus palabras, se confirmó que tanto el Ejército ucraniano como las milicias usan artillería pesada.
Además, Hug anunció que la OSCE estudia la posibilidad de establecer de manera permanente a sus observadores en la ciudad de Górlovka, en la región de Donetsk.
"Se estudia el asunto (…) pero no es algo que se pueda decidir en un día", dijo.
Explicó que "si la seguridad lo permite, se aumentará el número de patrullas" en la ciudad.
Hug también acusó a los militares ucranianos de obstaculizar la circulación de vehículos de la OSCE.
Finalmente, recordó que las partes del conflicto no deben impedir el libre acceso de los observadores a los lugares de monitoreo, para que éstos puedan hacer su trabajo.
En un esfuerzo por poner fin al conflicto en el este de Ucrania, el Grupo de Contacto Trilateral (OSCE, Rusia y Ucrania) reunido el 12 de febrero en Minsk firmó un acuerdo que prevé, entre otros puntos, el alto el fuego en Donbás, la retirada de armamento pesado, el canje de prisioneros y la reforma constitucional en Ucrania antes de que termine el año.
Sin embargo, ambos bandos del conflicto –que ya se ha saldado con casi 7.000 muertos, según las estimaciones de la ONU– denuncian a diario violaciones de la tregua.