De tal modo, la comunidad internacional hasta el momento solo paga la manutención de lujo de los detenidos a espera de juicio, mientras que sería más razonable entregar estos recursos a los pobres, considera la experta.
Si Malasia se adscribe al Tribunal Penal Internacional, deberá pagar anualmente entre un millón y medio y dos millones de dólares, y esa razón financiera ya sería suficiente para no hacerlo, subraya Shazelina.
"¿De qué tipo concreto de crimen podemos acusar a los culpables de la caída del MH17?", inquirió.
Según la columnista, si se considera un crimen de guerra, "solo lograríamos hacer feliz a Ucrania, ya que ello elevaría el nivel de su conflicto interno a una guerra de escala internacional".
Para clasificar estos hechos de crimen contra la humanidad, es necesario demostrar que el ataque fue sistemático, cuando la tragedia del vuelo MH17 fue un hecho aislado, recalca.
Tampoco es posible calificarlo de genocidio, ya que a bordo de la nave se hallaban ciudadanos de once países distintos.
"Espero que Malasia tenga suficiente sentido común como para abstenerse de ingresar en la familia de miembros del Tribunal Penal Internacional", concluye Shazelina.
Los estados se asocian al Tribunal para establecer justicia respecto a crímenes realizados por sus ciudadanos o en sus territorios tras la ratificación del Estatuto de Roma, firmado hasta el momento por 122 estados.
El Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines, que cubría la ruta de Ámsterdam a Kuala Lumpur, fue derribado el 17 de julio de 2014 en la región de Donetsk, en el este de Ucrania.
A bordo se encontraban 298 personas, incluidos 192 holandeses, 27 australianos y 4 alemanes. No hubo supervivientes.
Kiev responsabilizó de la catástrofe a las milicias de Donetsk, pero estas rechazaron las acusaciones al afirmar que no disponen de armamento capaz de abatir un avión a más de 10.000 metros de altura.