"Puedo jurar lealtad al candidato si yo soy el nominado", respondió Trump nada más iniciarse el debate, después de que los moderadores preguntaran si alguno de ellos estaría dispuesto a presentarse como independiente en el caso no ganar las primarias a la Casa Blanca.
Poco después Trump reconoció que ha repartido dinero entre montones de políticos a lo largo de su vida, "incluidos casi todos los que están aquí está noche", dijo, señalando al resto de contendientes.
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Eclipsados, sus rivales trataron de afirmarse sin demasiado éxito, y uno de los peor parados fue Jeb Bush, favorito del establishment republicano, que pareció nervioso en muchos momentos del debate aunque alcanzó a decir que "ganaremos si unimos a la gente con un mensaje esperanzado y optimista".
John Kasich, gobernador de Ohio, y que por tanto jugaba en casa, cosechó algunos de los pocos segmentos en los que Donald Trump no monopolizaba la contienda.
Pero ni Scott Walker, gobernador de Wisconsin, ni tampoco Ted Cruz, Mike Huckabee, Ben Carson o Marco Rubio lograron superar a un Trump pletórico, que habló en total 11 minutos y 14 segundos, casi el doble que el resto de los candidatos, con la excepción de Bush, que dispuso de 8 minutos.