Para darle la vuelta al discurso de los recortes, el anuncio remarca que los "cortes" que hizo el PT en impuestos en los últimos años permitieron retrasar la llegada de la crisis internacional a Brasil, estimulando el consumo y beneficiando el bolsillo de los ciudadanos.
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A pesar de que Brasil ya está formalmente en recesión y se espera una contracción de la economía para este año, uno de los actores del anuncio dice que el país pasa por "problemas pasajeros" y critica a los que se aprovechan de eso para atacar al Gobierno.
El anuncio hace constantes apuntes a que la crisis económica no debe conducir a una crisis política, lo que sería más grave todavía, y asegura que la dictadura militar fue una crisis política que duró 21 años.
Finalmente, conscientes de que habría protestas durante su emisión, los responsables del anuncio dejaron un mensaje irónico para terminar, asumiendo que últimamente las cacerolas han ganado un nuevo uso.
"Con las cacerolas vamos a continuar haciendo lo que mejor sabemos hacer: llenarlas de comida. Esa es la cacerolada que nos gusta hacer", decía una voz en off mientras se solapaban imágenes de ollas y sartenes rebosantes, aludiendo a los programas sociales del PT que han sacado a millones de personas de la pobreza.
Era la primera vez que Rousseff hacía un pronunciamiento en televisión desde el 8 de marzo, cuando habló en ocasión del Día Internacional de la Mujer y cuando sufrió los primeros cacerolazos espontáneos.
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Según la prensa local, se han registrado protestas en 21 Estados de Brasil, principalmente en capitales como São Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre o Florianópolis y en los barrios nobles, aunque según el diario "O Globo" por primera vez los gritos contra el Gobierno han llegado a la periferia de la zona norte de São Paulo, más pobre y tradicionalmente votante del PT.