El conflicto armado, que se saldó con unos 20.000 muertos por ambos bandos, comenzó cuando Croacia declaró su independencia de Yugoslavia en 1991.
El 4 de agosto de 1995, Croacia lanzó una amplia operación militar para retomar las zonas centrales del país, pobladas por serbios y declaradas como Áreas Protegidas por las Naciones Unidas.
La Operación Tormenta, una de las etapas finales de la Guerra de Independencia Croata, fue dada por finalizada el 7 de agosto del mismo año, poniendo fin a la autoproclamada República Serbia de Krajina, con un balance de cientos de muertos y desaparecidos y hasta 250.000 refugiados serbios.
Mayormente olvidado por los medios de comunicación occidentales, el 20º aniversario de la Operación Tormenta y el fin de la República Serbia de Krajina es sin embargo recordado con sentimientos encontrados por políticos y exmilitares serbios.
"Un genocidio del pueblo serbio"
La organización Veteranos de Guerra Serbios expresó su indignación por la conmemoración del 20º aniversario de la Operación Tormenta en Croacia, declaró su presidente, Mile Milosevic, al calificar estos hechos como "genocidio del pueblo serbio".
"Los veteranos de guerra serbios, participantes de las guerras de 1990 a 1999 en territorio de la antigua Yugoslavia, se encuentran afligidos e indignados ante los preparativos de Croacia para celebrar el 20º aniversario de la Operación Tormenta, en la que se llevó a cabo metódicamente la expulsión de serbios étnicos, que eran ciudadanos croatas", dijo a Sputnik Nóvosti.
Según el presidente de la organización de veteranos, las autoridades serbias no han hecho bastante para proteger a los refugiados de la región de Krajina, por lo que "es poco probable que la Justicia triunfe".
Aunque Croacia y Serbia establecieron relaciones diplomáticas en septiembre 1996, para Milosevic la normalización de las relaciones entre Serbia y Croacia es imposible sin que Zagreb admita su responsabilidad por las víctimas y los daños de la Operación Tormenta.
"En el contexto de lo sucedido, Serbia y Croacia no podrán mejorar sus relaciones antes de que Croacia reconozca su responsabilidad por la guerra civil y el genocidio cometido durante la Operación Tormenta, antes de que pague las indemnizaciones, asegure el regreso de los refugiados serbios y el respeto de todos sus derechos al igual que los de los croatas", afirmó.
Sin embargo, la mayoría de los políticos croatas siguen defendiendo, veinte años después, aquella operación.
"Los eventos que no habrían debido suceder desgraciadamente se produjeron tras la Operación Tormenta, pero no ponen en tela de juicio la legitimidad de la Operación Tormenta, finalmente confirmada por la Corte de La Haya", declaró a esta agencia la presidenta del partido Laboristas Croatas, Nansi Tireli.
Al mismo tiempo, la presidenta del partido laborista resaltó que los "crímenes que ocurrieron después de la Operación Tormenta contradicen al sentido común, al patrimonio de la civilización y a los intereses de los pueblos croata y serbio en Croacia".
Tireli cree que, con todo, Belgrado debe admitir su papel en los conflictos en los Balcanes.
"Serbia debe ser consciente de su papel en las guerras de Croacia y Bosnia y Herzegovina; está fuera de disputa quién fue el agresor en Croacia y cuál fue el rol del régimen de (el entonces presidente de Serbia) Slobodan Milosevic en todo esto", dijo.
Tireli instó a construir unas relaciones bilaterales basadas en la buena vecindad, pese a los conflictos del pasado.
"Croacia es hoy miembro de la Unión Europea, y lo deseamos para todas las repúblicas de la antigua Yugoslavia, incluida Serbia", manifestó.
Croacia, lastrada por sentimientos antiserbios
Para Bojan Torbica, un miembro de alto rango del partido serbio Movimiento de los Socialistas, opiniones como las de Tireli son una muestra de que Croacia no ha sabido desembarazarse del sentimiento antiserbio.
"Croacia fracasa a la hora de superar el nacionalismo creciente y los sentimientos antiserbios, que se hicieron obvios en el período inmediatamente anterior, cuando destruyeron la señalización bilingüe y lanzaron una terrible campaña antiserbia y en contra del alfabeto cirílico", lamentó.
Sin embargo, continuó, las relaciones entre Belgrado y Zagreb, aunque "tienen un gran impacto en la estabilidad regional", se ven dificultadas por la condición de los serbios en Croacia, que "está empeorando desde hace dos o tres años".
Con más de un 4 por ciento de la población de Croacia, los serbios representan la minoría étnica más grande en el país.
"El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en el proceso iniciado por la demanda de Croacia y la contrademanda de Serbia demostró claramente que se cometieron crímenes masivos contra serbios durante y después de la Operación Tormenta", explicó a esta agencia Torbica.
En 1999, Zagreb llevó a Belgrado ante la CIJ por acusaciones de genocidio durante la Guerra de Independencia Croata.
Belgrado respondió con una demanda en 2010, alegando los cientos de miles de refugiados serbios en 1995, cuando la operación militar croata puso fin a la autoproclamada República Serbia de Krajina.
La Operación Tormenta, agregó, "fue una acción ilegítima del Ejército, la Policía y unidades paramilitares de Croacia en un área protegida por la ONU", cuyo objetivo primario "no fue desde luego asegurar la integridad territorial de la República de Croacia, sino únicamente expulsar los ciudadanos de etnia serbia de sus casas", una población, resaltó, que había vivido en esos territorios desde hacía siglos, compartiendo lo bueno y lo malo con los croatas.