La Secretaría de Bienestar Social de Guatemala lleva contabilizados 4.506 menores deportados desde México y EEUU en el primer semestre del año.
"El dato es muy conservador porque la cifra de cuántos menores migrantes salen del país solo se puede aproximar respecto al número de detenidos por México y EEUU y repatriados a Guatemala", explicó Solórzano.
El 95% de los repatriados proceden de México y, en términos generales, las cifras muestran una tendencia al aumento, tanto en los niños que son detenidos como en los que viajan solos, aclaró.
Para llegar a Estados Unidos, los menores guatemaltecos deben cruzar de sur a norte el extenso territorio mexicano.
Según Justo Solórzano, en México "los menores son detenidos y no tienen el beneficio de una audiencia judicial, como establece la Convención de los Derechos del Niño".
Si logran llegar a EEUU, explicó Solórzano, son detenidos por la patrulla fronteriza, llevados a un centro de procesamiento y después a un lugar de protección.
Más tarde son ubicados con sus familiares, "independientemente de si están en situación regular o irregular, y por último se les da una citación ante un juez de migración", detalló el funcionario de Unicef.
"Se puede mejorar, pero el proceso se respeta por parte de EEUU", estimó.
"El problema viene cuando los niños tienen que ir ante el juez de migración, porque carecen de asesoría legal, por lo que las familias no acuden y se termina perdiendo la oportunidad de que se queden en el país con autorización judicial", lamentó el experto de Unicef.
En ese mismo sentido opinó Wendy Feliz, directora de comunicación del American Immigration Council (AIC), quien aseguró a Sputnik Nóvosti que "EEUU no ofrece a esos niños acceso automático a abogados".
"Sus casos no son analizados en detalle en los tribunales de inmigración, y eso nos preocupa mucho", agregó.
Por su parte, Marc R. Rosenblum, director adjunto del Programa de Política de Inmigración del estadounidense Migration Policy Institute, concluyó que finalmente son "pocos los que logran quedarse en EEUU".
"El país, por regla general, solo concede asilo por razones de persecución étnica, política y religiosa", aclaró, y la violencia callejera, detonante en buena medida de la masiva huida de menores centroamericanos en los últimos dos años, no figura entre los supuestos contemplados por la ley.
"La legislación estadounidense es un espejo de la legislación internacional, que solo contempla motivos muy específicos de huida para conceder el asilo como refugiado", añadió Rosenblum.
Fenómeno multicausal
No hay una sola razón para la migración infantil en Guatemala, un país todavía afectado por las secuelas de la guerra civil (1960-1996), según las fuentes consultadas.
La mala situación económica empuja a los menores a buscar un sustento complementario para la familia; pero también huyen del país por la violencia, ya sea institucional o familiar, que enfrentan en su día a día.
Otra de las razones de peso es la reunificación con sus familias que se mudaron a EEUU con anterioridad, sobre todo en el caso de los adolescentes, "que tienen necesidad de ese encuentro con sus padres y de conocer a los hermanos que han nacido fuera de Guatemala", indicó a Sputnik Nóvosti la directora del proyecto niñez y adolescencia en la Pastoral de Movilidad Humana, Carol Girón.
También influye el llamado "sueño americano", ya que los menores guatemaltecos consideran que solo en EEUU podrán lograr su proyecto de vida, "tener un trabajo, comprar una casa, un vehículo o tierras", agregó.
El perfil del niño emigrante guatemalteco que viaja solo es, por lo general, el de un adolescente de entre 12 y 17 años, varón, procedente del área rural, principalmente del occidente, con bajos niveles de escolaridad y perteneciente a un grupo étnico indígena.
"Al igual que el emigrante adulto, los niños y adolescentes se han vuelto un botín para las estructuras (corruptas) de funcionarios públicos, ya sean agentes de policía, del ejército o municipales, o estructuras del crimen organizado como pandillas, maras o delincuentes comunes", denunció la experta.
De los 4.506 menores de edad no acompañados deportados este año, el 78% son varones, indica la Secretaría de Bienestar Social de Guatemala.