Además, el 82% de los encuestados aseguraron que el segundo mandato de Rousseff está siendo claramente peor que el primero (2011-2014), un claro contraste con los resultados del mes de diciembre de 2014, cuando la presidenta todavía gozaba de una aprobación superior al 40%, uno de los niveles más altos de la democracia en Brasil solamente superado por Lula da Silva quien alcanzó un increíble 87% cuando abandonó la presidencia en 2010.
Desde entonces, el estallido de diversos casos de corrupción vinculados con la semiestatal Petrobras y el inicio de una severa recesión económica cuyos efectos se han dejado sentir en los bolsillos de los brasileños, con un índice de inflación que supera el 9%, habrían mermado la popularidad de la presidenta y del Partido de los Trabajadores (PT).
En una encuesta publicada por el Instituto Datafolha el pasado mes de abril, incluso Lula habría perdido su posición como líder mejor valorado en un eventual comicio para el senador del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB), Aécio Neves, quien alcanzó un 33% de apoyo por un 29% de Lula da Silva.
En declaraciones recientes a Sputnik Nóvosti, el veterano periodista y director del portal de noticias Carta Maior, Joaquim Palhares, explicó que la derecha brasileña encabezada por el PSDB y los principales medios de comunicación del país, estarían "organizando una fuerte campaña de desprestigio y especulaciones con el único fin de debilitar el gobierno de Rousseff, estigmatizar al PT y evitar cualquier posibilidad de un retorno de Lula da Silva a la presidencia".