La ministra principal del Gobierno autonómico, que presentó este lunes el manifiesto de su partido en Edimburgo, advirtió que estos comicios no se enfocan en el proyecto independentista, sino en "asegurar que las opiniones de Escocia se escuchen con más fuerza" en el parlamento de Westminster.
El SNP es favorito a hacerse con el mayor número de los 59 escaños que representan a Escocia en la Cámara de los Comunes, echando por tierra el dominio tradicional de los laboristas en la región.
El imparable auge de los independentistas en los sondeos de opinión ha colocado a Sturgeon en potencial posición de mando para influir en la composición del próximo Gobierno británico si ninguno de los dos principales partidos –conservadores y laboristas– logra la mayoría en las urnas.
La dirigente nacionalista, que niega categóricamente su apoyo postelectoral a los conservadores, denunció hoy el "grave error táctico" del primer ministro David Cameron a lo largo de una campaña que, según dijo, pone en evidencia su "pánico y desesperación".
Los tories están fomentado el temor en el electorado a una factible alianza del SNP y los laboristas de Ed Miliband, que el propio Cameron describió este mediodía como "un pacto hecho en el infierno".
"No queremos crear divisiones, sino construir alianzas en beneficio de todo el Reino Unido y en el interés de la inmensa mayoría", recalcó.
El programa nacionalista comparte con los laboristas un aumento de la carga fiscal en las rentas más altas pero aboga por una mayor inversión pública y un plazo más extenso en la reducción del déficit estatal.
"Nuestra prioridad es acabar con la austeridad que está socavando nuestros servicios públicos, aumentando la pobreza e impidiendo el crecimiento económico. La política de la austeridad ha fracasado y es hora de cambiar las fallidas estrategias", advirtió la ministra principal de Escocia.
Sturgeon descartó un segundo referéndum independentista en los próximos cinco años –salvo que haya bruscos cambios constitucionales, como la escisión de Reino Unido de la Unión Europea– pero prometió luchar por la transferencia de mayores competencias a Edimburgo.