Según el coronel Melquiades Feliciano, el Ejército filipino perdió en los enfrentamientos a cuatro soldados.
El portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, general de brigada Joselito Kakilala, declaró la semana pasada que al menos 139 extremistas del BIFF fueron abatidos desde que el Ejército lanzó una ofensiva en el sur del país en enero pasado. Asimismo, los militares apresaron a otros 12 extremistas, hirieron a 53 y se apoderaron de 8 de sus bases, perdiendo por su parte a 6 efectivos.
Un portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Babar Baloch, informó que más de 120.000 filipinos se vieron obligados a abandonar sus casas por la ofensiva de las tropas gubernamentales contra el BIFF.
En Filipinas el grueso de la población profesa la religión católica, pero el sur es mayoritariamente musulmán y hay un gran número de grupos extremistas, el BIFF entre ellos.
En 2012 el Gobierno y los rebeldes del grupo terrorista más grande del país, el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF, por sus siglas en inglés) sellaron un acuerdo de paz tras 40 años de conflicto que, según diversas estimaciones, causó la muerte de más de 150.000 personas.
El BIFF, que había formado parte del MILF, se opuso al acuerdo y organizó desde entonces una serie de atentados terroristas.