Según relata Mansur, "me protegí en un muro, creo que era de mármol, pegaron allí todas las balas, corrí por una escalera hacia abajo, donde volvieron a tirarme; luego ellos (los atacantes) subieron a la parte central del museo y yo corrí en medio de un mar de cuerpos que me encontré en el camino."
"Seguían tirando balazos y no sabía qué hacer, alcancé a correr hacia la parte de enfrente del Museo, la parte de abajo, y los militares me decían que me agachara, que corriera en zig-zag, y llegué hasta ellos", dice sobre la forma en que escapó.
Entonces se propuso ir a reunirse con ellos, desde la zona del estacionamiento, la más expuesta a los atacantes, pero los militares tunecinos se lo impidieron.
"Con mi teléfono estuve en contacto con mi esposa, mi hijo me envió mensajes; estaban los siete juntos, bajo control de alguien que no sabían quién era, y les decía que no se movieran, hasta que los llevaron al Parlamento", cuenta el turista sobre el rescate de su familia y otros turistas.
La comunicación se mantuvo durante más de cuatro horas, "aunque las llamadas se interrumpían en forma momentánea, se cortaba la señal por alguna razón".
"Los militares me preguntaban con quién hablaba, y les respondía que con mi esposa", mientras intentaba reunirse desesperadamente con su familia.
Cuando el mexicano intentó regresar a toda costa, desde un puesto militar en el estacionamiento hacia la zona del Museo cercana al Parlamento, fue impedido por la fuerza por los militares: "Me agarraron entre varios, unos seis o siete militares no me dejaron ir."
"Vi cómo pasaron frente a mí cuerpos y gente herida en camillas, desde mi lado, en la parte militar y policial, en el estacionamiento; mientras tanto se escuchaban balazos", dijo Mansur.
Mansur relata cómo "empecé a ayudar en lo que podíamos, porque éramos pocos los que estábamos allí y había gente que requería ayuda".
Al comentar a la conductora del noticiario, Adela Micha, que procedían de Tamaulipas, el turista hizo una comparación: "Es una situación lamentable la que vivimos en el Estado (de Tamaulipas), pero nada comparado con lo que vivimos allí."
"Al principio, en tres o cuatro segundos, empezamos a oír balazos, sí los reconocimos, porque tenemos ese tipo de situaciones en Tamaulipas, y en Tampico (puerto del Golfo de México) hemos vivido esos problemas, aunque ahora está más tranquilo, y me di cuenta."
Los turistas estuvieron recibiendo llamadas de las embajadas de México en Argelia y Bélgica, y del consulado en Túnez, "que se portaron de manera extraordinaria."
Francisco Sáenz, el compadre del mexicano Jorge Mansur, dijo en su relato que hubo muertos españoles en el grupo de turistas de hispanohablantes que viajaban en un crucero desde España, hacia Italia, Grecia y Túnez, y que el ambiente en el crucero que regresaba a Barcelona era de consternación.
En el museo se encontraban entre 100 y 200 visitantes de los cuales 23 murieron víctimas del atentado, incluidos 20 turistas de Australia, Colombia, España, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón, México y Polonia.