Los torturadores más temidos son los que pertenecen a las fuerzas de seguridad y al Ejército, especialmente el servicio de espionaje de las fuerzas aéreas sirias.
Los arrestados fueron conducidos a centros de detención donde fueron sometidos a técnicas como abusos psicológicos, hambre, los colgaron de las muñecas y les pegaron con barras, cometieron abusos sexuales contra ellos o los violaron.
El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, ha asegurado que unos 20.000 sirios han "desaparecido" después de ser arrestados y se desconoce su paradero.
"Algunas de las familias de los asesinados bajo tortura fueron forzadas a firmar declaraciones conforme sus seres queridos murieron a manos de grupos rebeldes", ha explicado Rahman.
Desde que empezó la guerra en Siria han muerto unas 220.000 personas y millones de sirios han tenido que huir de sus hogares y refugiarse en otras partes del país o en Estados vecinos.