Indonesia rechaza una nueva petición de clemencia para un ciudadano brasileño

Al igual que Marco Archer Cardoso, ejecutado por un batallón de fusilamiento el pasado sábado por tráfico de drogas, Gularte fue detenido en 2005 por transportar 6 kilogramos de cocaína en el interior de tablas de surf, un delito que en el país se castiga con pena de muerte. Debido al diagnóstico de esquizofrenia de Gularte, la familia espera que a pesar de haberle sido denegada la petición de clemencia el gobierno indonesio reconsidere la ejecución de Gularte por motivos médicos y permita al brasileño ingresar en un clínica en la que tratar su desorden.

Esta sería de acuerdo con la ley Indonesia la manera de proceder con un enfermo mental que según la madre de Gularte, Clarisse Gularte, se encuentra muy deteriorado y con 15 kilogramos menos de peso desde su diagnóstico.

La semana pasada la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, intercedió personalmente telefoneando al presidente indonesio, Joko Widodo, para que evitase la ejecución de Archer, sin embargo, Widodo negó esa posibilidad e hizo un llamamiento al "respeto a la ley y los tribunales de Indonesia".

Acto seguido, Rousseff, quien se declaró "indignada" convocó al embajador brasileño en Indonesia para consultas y expresó a través de su asesor especial en materias internacionales, Marco Aurelio Garcia, que "el recurso a la pena de muerte, que gran parte de la sociedad mundial condena, afecta gravemente las relaciones entre ambos países".