El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó hoy a las nuevas autoridades en Kiev de no respetar los acuerdos de la reunión celebrada en Ginebra el pasado 17 de abril en vísperas de la visita a Ucrania del vicepresidente de EEUU, Joe Biden.
Biden llegó esta tarde a Kiev para un viaje de dos días en el que anunciará la prestación de ayuda técnica a Ucrania, en particular en la esfera energética.
“Lo principal ahora es evitar cualquier tipo de violencia. Es la principal exigencia (de Ginebra) a todas las partes enfrentadas en Ucrania. Pero los que usurparon el poder en Kiev no solo incumplen esa exigencia, al igual que las otras, sino que toman medidas que violan los acuerdos conseguidos”, dijo Lavrov.
ACAMPADA INTOCABLE
El canciller indicó que las declaraciones de Kiev de que los acuerdos de Ginebra no abarcan el Maidán son completamente inaceptables.
“Los dirigentes nombrados por la Rada Suprema afirman abiertamente que los acuerdos de Ginebra no conciernen el Maidán porque, supuestamente, el Parlamento de Kiev (…) tomó la decisión de conservar el Maidán y declaró que es legítimo. Es completamente inaceptable ya que la legitimidad se define por las leyes e incluso las propias leyes ucranianas no permiten hacer esas cosas”, dijo.
El ministro ruso recalcó que el poder ucraniano considera intocable la acampada en el centro de Kiev pero continúa arrestando a activistas del sudeste e infringiendo los derechos de los periodistas en vez de indultar a los detenidos.
Lavrov advirtió que mientras Kiev sigue ignorando los compromisos asumidos en la reunión cutripartita en Ginebra el jueves pasado, Moscú recibe cada vez más llamamientos procedentes de Ucrania Oriental que piden ayuda.
“Hay cada vez más llamamientos a Rusia para que salve de ese caos. Nos ponen en una situación muy difícil”, dijo Lavrov al agregar que de momento no hay tropas ni instructores rusos en Ucrania Oriental.
BLOQUEO DEL AEROPUERTO
Las milicias populares de Slaviansk anunciaron la detención de una activista de Maidán, Irma Krat, como supuesta espía del grupo ultranacionalista Pravy Sektor e “involucrada en torturas”.
El jefe de las milicias populares, Viacheslav Ponomariov, dijo que Krat arribó a Slaviansk presentándose como periodista. La mantienen en la sede local del Consejo de Seguridad de Ucrania, ocupada por los partidarios de la federalización.
Mientras, en Kramatorsk unos 300 partidarios de la federalización bloquearon las sedes locales del Servicio de Seguridad y la policía. Asimismo, cortaron la entrada al aeropuerto local.
“Según nuestra información, puede servir de punto de lanzamiento de una operación militar para ocupar la ciudad. Nuestro objetivo es impedirlo”, dijo a Nóvosti un combatiente de milicias populares.
Mientras, el depuesto presidente ucraniano Víctor Yanukóvich urgió desde la rusa Rostov del Don al Gobierno en Kiev a retirar las tropas del este de Ucrania y entablar negociaciones con los nuevos líderes de estas regiones.
“Ante la drástica escalada de tensión en el este de Ucrania exijo (…), primero, que los efectivos del Ejército ucraniano se replieguen de inmediato a sus bases permanentes; segundo, que los destacamentos de la llamada Guardia Nacional (…) se retiren del este de Ucrania; y, tercero, que comience (…) el diálogo con los líderes que ha promovido la población de las regiones orientales”, exhortó Yanukóvich en un documento enviado a las agencias de información rusas.
SALVAR LA CARA
Mientras, las autoridades en Kiev ponen todas sus esperanzas en la visita de Biden que, según se espera, les ofrecerá unas tecnologías nuevas para aumentar la eficacia del uso de los recursos energéticos. Además, hablará de los suministros técnico-militares acordados anteriormente.
El vicepresidente de EEUU se reunirá el martes con los altos cargos ucranianos para analizar también la situación en el este del país, la descentralización, la reforma constitucional y la dependencia energética.
Entretanto, el jefe del Centro ucraniano de Análisis Sistémico y Pronósticos, Rostislav Íschenko declaró a esta agencia que el objetivo de la visita del vicepresidente estadounidense a Ucrania consiste en averiguar si EEUU puede salvar la cara al irse de ese país.