Mientras intenta sofocar una crisis de criminalidad en el país y envía militares a la frontera con Chile, el Gobierno peruano apunta a completar un proceso de "modernización" de sus Fuerzas Armadas que le devuelva al país sudamericano "capacidad disuasiva" ante posibles amenazas.
En efecto, en los últimos días del año el Ejército del Perú suscribió un acuerdo con la empresa surcoreana Hyundai Rotem para adquirir 52 tanques de combate K2 Black Panther y 141 vehículos blindados 8x8 K808 por un total de 1.800 millones de dólares.
El acuerdo, respaldado por el Gobierno de Corea del Sur, prevé que los vehículos sean ensamblados directamente en Perú, a través de un proceso de transferencia de tecnología que permitirá que el proceso culmine en instalaciones de la estatal Fábrica de Armas y Municiones del Ejército (FAME).
La producción de los tanques y blindados se sumará a otros anuncios importantes que el país sudamericano hizo en los últimos meses, como la decisión de adquirir 24 aviones caza o un plan para que empresas estatales se encarguen de la fabricación de buques, componentes de aeronaves, vehículos especiales y hasta fusiles de asalto.
Los pasos parecen no haberse detenido a pesar del cambio de Gobierno tras la salida de Dina Boluarte (2022-2025) y la llegada a la Presidencia de José Jerí. De hecho, los avances en materia militar fueron defendidos este diciembre por el primer ministro peruano, Ernesto Álvarez, durante un encuentro de la Asociación de Prensa Extranjera en Perú: "Todos tenemos que tener cierto nivel de capacidad disuasiva y eso, más que una exigencia, es una necesidad imperiosa", comentó el jerarca, según consigna el RPP Noticias.
Una necesidad "geopolítica"
Juan Carlos Liendo, exdirector de Inteligencia de Perú y actual consultor en temas de Defensa y seguridad, comentó a Sputnik que este tipo de pasos sirven para "subsanar las deficiencias en materias de capacidades tecnológicas modernas" que tenían las Fuerzas Armadas peruanas.
"Es un salto de tecnología y el inicio de la recuperación de las capacidades militares, de acuerdo a los desafíos internos y externos de la seguridad del país y la realidad geopolítica de la región", opinó el experto, integrante del Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú (CEEEP).
Para el analista, el mundo atraviesa "circunstancias de competencia geopolítica global" que se traducen en escenarios de conflicto en toda la región y una "reactivación de la Doctrina Monroe" que se traduce en el despliegue militar de EEUU en el Caribe, las tensiones entre Washington y Colombia y "la presencia estadounidense en Ecuador".
Liendo insistió en que ningún país de la región debería "estar desconectado de esa realidad", por lo que es preciso que el Gobierno peruano busque mecanismos para garantizar "una fuerza disuasiva, profesional y seria" que "asegure la calidad de vida y el valor de la defensa de sus tradiciones".
El experto consideró que el hecho de tener "una economía robusta" y "una generación de riquezas como nunca" en territorio peruano puede ubicar al país sudamericano en medio de esas tensiones geopolíticas.
Lo mismo con el megapuerto de Chancay inaugurado en 2025 para concentrar el grueso del comercio con China y el resto de Asia, una vía de comercio que ya ha generado cuestionamientos en funcionarios del Gobierno de EEUU. La futura construcción de nuevos buques y submarinos, también en acuerdo con Corea del Sur, podría ser vital para defender este tipo de puntos estratégicos.
El paso de los años
Desde una visión más pragmática, el analista argentino en Defensa Santiago Rivas apuntó que, independientemente de la lectura geopolítica, Perú necesitaba urgentemente renovar gran parte de su equipamiento militar, afectado por el paso de los años.
"Perú se había quedado muy retrasado, habiendo tenido una de las Fuerzas Armadas más poderosas de América Latina. Hoy básicamente mantiene material de los años 1960 a 1980, casi todo sin modernizar o muy poco modernizado. Sus tanques, por ejemplo, son totalmente obsoletos", subrayó el experto.
Rivas lamentó que los proyectos de modernización que el país había iniciado "van más lento de lo previsto" o directamente se mantienen sin novedades en segmentos específicos como la aviación de combate. Es que, a pesar de que el Gobierno de Boluarte llegó a aprobar el desembolso de 3.500 millones de dólares para la compra de aviones, la definición de cuál sería el modelo elegido parece haberse estancado.
Actualmente, la Fuerza Aérea del Perú todavía opera los Mirage 2000 franceses que, según el propio Gobierno peruano, están "llegando al final de su vida" y mantiene en sus filas unidades de los MIG-29 y Sukhoi-25, ambos de fabricación soviética.
El analista valoró, en contrapartida, que las Fuerzas Armadas peruanas "avancen lentamente" en el proceso de compra de blindados y tanques para el Ejército y el desarrollo de fragatas, patrulleros y buques logísticos para la Armada.
¿Cómo medir el poderío peruano?
Mientras Rivas afirmó que a las Fuerzas Armadas aún "les falta mucho" para poder equipararse con el poderío militar que actualmente tienen algunos vecinos como Chile, Liendo prefiere valorar que el comando militar peruano "tiene una visión clara del escenario de riesgo que afecta a la seguridad nacional".
Así, el experto afirmó que comparar la situación de las Fuerzas Armadas peruanas con el poderío de otros países no es lo más útil, dado que en la actualidad "los conflictos tienen carácter híbrido" y ya no se presentan de manera convencional. "Hoy el enfrentamiento militar se presenta sobre escenarios en los que ya no hay vencedores ni vencidos, sino como una inestabilidad permanente", señaló.
Bajo esa mirada, consideró Liendo, Perú no aparece tan mal parado, ya que en la actualidad sus Fuerzas Armadas "están atentas a los nuevos escenarios".
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