La ausencia de Modi y Ramaphosa en la reunión muestra el "desgaste" de la Mancomunidad británica
15:41 GMT, 30 de octubre 2024
Fabian Falconi
Desde Brasil
La reunión de jefes de Estado de la Mancomunidad de Naciones, celebrada tras la Cumbre de los BRICS en Rusia, no contó con la presencia del primer ministro indio, Narendra Modi, ni del presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa. La decisión refleja claramente la política exterior de estos países, comentan varios analistas a Sputnik.
Lea en SputnikHay razones "indiscutiblemente prácticas". Después de todo, los jefes de Gobierno regresaban de
la XVI Cumbre de los BRICS, celebrada entre el 22 y el 24 de octubre en Rusia, explica a Sputnik
Williams Goncalves, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
"Este es un argumento práctico indiscutible. (...) Ahora hay otro aspecto. Podrían haber ido a la reunión de la Commonwealth [Mancomunidad de Naciones] y no a [la ciudad rusa de] Kazán. Así que preferir ir a Rusia es una decisión de política exterior", enfatiza.
La XXVII Reunión de Jefes de Estado de la Mancomunidad de Naciones se celebró durante los días 25 y 26 de octubre en la ciudad de Apia, Samoa. El evento, concebido para que los dirigentes de las 56 naciones miembros se reunieran y debatieran asuntos de importancia mundial, pero Modi y Ramaphosa no asistieron.
En su lugar, los líderes enviaron otros funcionarios. La delegación india estaba encabezada por el ministro de Asuntos Parlamentarios, Kiren Rijiju, mientras que la sudafricana lo estaba por el viceministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, Thandi Moraka.
La naturaleza imperial
Creada en diferentes etapas —la Declaración Balfour de 1926, el Estatuto de Westminster en 1931 y la Declaración de Londres de 1949—, la Mancomunidad de Naciones fue una forma encontrada por la corona británica para dotar de mayor independencia de Gobierno a sus colonias, al tiempo que conservaba la influencia de la metrópoli.
Esta relación de poder fue y es esencial para el Reino Unido, una pequeña isla del Atlántico Norte que se convirtió en potencia internacional como consecuencia de su expansión colonial, afirma Natali Hoff, profesora de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas del Centro Universitario Internacional Uninter de Brasil. En sus palabras, la necesidad de mantener a raya a las antiguas colonias se hizo aún más acuciante tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se inició un proceso más intenso de descolonización en todo el mundo.
"El colonialismo está en la raíz de lo que convirtió al Reino Unido en lo que es hoy. (...) La Commonwealth [Mancomunidad de Naciones] se convierte en un instrumento de la política exterior británica para mantener el control sobre Estados como la India y Sudáfrica, que han estado bajo la esfera de influencia británica durante mucho tiempo", destaca.
Por su historia, la Mancomunidad de Naciones es diametralmente opuesta a los BRICS, un grupo de países que postula la creación de un orden mundial basado en la multipolaridad y el desarrollo de los llamados países periféricos.
"Ahora bien, si presentamos a los BRICS de esta manera (...) la incompatibilidad con la Commonwealth [Mancomunidad de Naciones] es evidente. (...) La Commonwealth representa la idea de Imperio, representa la idea colonial. Reunir a la Commonwealth en torno a la corona británica es honrar y venerar este pasado colonial", pone de relieve Goncalves.
Agregó que la elección de Modi y Ramaphosa de priorizar la cumbre de los BRICS sobre la reunión liderada por el rey Carlos III revela la reorganización geopolítica que se está produciendo en el mundo.
"Significa adoptar una postura. India y Sudáfrica pertenecen al BRICS, no a la Commonwealth [Mancomunidad de Naciones]", indica.
¿Y Canadá?
La ausencia de los dirigentes indio y sudafricano no fue el único contratiempo de la reciente Reunión de Jefes de Estado de la Mancomunidad de Naciones, la primera presidida por el Rey Carlos III. Hasta entonces, a todas las conferencias había asistido su madre, Isabel II, como monarca.
Tampoco asistió el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. En su lugar, el mandatario envió al alto comisionado de Canadá en el Reino Unido, Ralph Goodale. A diferencia de Ramaphosa y Modi, la ausencia de Trudeau no fue un mensaje de oposición geopolítica. El país está alineado con el orden euroatlántico, participando en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el G7, organizaciones creadas para mantener el statu quo.
Por el contrario, la ausencia del primer ministro de Canadá se explica por problemas políticos internos. En su propio Estado, los parlamentarios están presionando para que Trudeau dimita, a medida que su popularidad cae. Aun así, enfatiza Goncalves, el mensaje de dónde están las prioridades de Canadá es claro.
"El trabajo en casa es mucho más importante que reunirse con el rey del Reino Unido", explica.
En consecuencia, los únicos países importantes de la Mancomunidad de Naciones presentes en la reunión fueron el Reino Unido y Australia, que enviaron a los primeros ministros Keir Starmer y Anthony Albanese, respectivamente. La presencia de Londres es más que obligada, mientras que Canberra opera en la misma esfera de influencia occidental que Ottawa.
"En las instituciones australianas más mayoritarias, Australia se posiciona como un país del norte global, un país desarrollado y un país occidental", afirma Hoff.
Sin embargo, la presencia del liderazgo australiano sigue siendo alentada por Occidente. Goncalves recuerda que, en la actualidad, el Estado oceánico es utilizado como punta de lanza en la alianza militar AUKUS, formada por Australia, el Reino Unido y EEUU, y creada para combatir la influencia china en la región del Indo-Pacífico.
Colapso británico
Además de la ausencia de tres de las cinco mayores economías, en la reunión de la Mancomunidad de Naciones también hubo cierta indisposición con el Reino Unido. Antes incluso de que comenzara, en una visita a Australia, el rey Carlos III
se enfrentó a la senadora aborigen Lidia Thorpe, que le acusó de complicidad en el
genocidio indígena de su país.
Además, en agosto, el ex primer ministro jamaicano P.J. Patterson (1992-2006) afirmó que en la reunión se discutirían las reparaciones por la esclavitud. La afirmación fue negada por el Reino Unido, que también subrayó que ni el Gobierno ni la Corona presentarían disculpas por el papel del país en la trata transatlántica de esclavos.
A su vez, Goncalves explica que, aunque lo que se pide son reparaciones económicas, lo que realmente podría aportar el Reino Unido sería el "abandono de la relación colonial que la propia Commonwealth [Mancomunidad de Naciones] propone", algo que ni la Corona ni el Gobierno británico están dispuestos a hacer.
"Verán, en otros tiempos esta reunión era el momento de venerar al rey, de mostrar el debido respeto. (...) Sin embargo, un país pequeño como Jamaica se atreve ahora a desafiar a la Corona británica. (...) Esto demuestra lo desgastada y carente de sentido que está hoy esta ceremonia. Es una señal de desgaste total", comenta el experto.
Para Hoff, es posible ver un proceso de "decadencia de la influencia británica" en el mundo. Del mismo modo que Europa también está viendo disminuir su poder de mando, a medida que países del sur global, como China, Rusia, India y Brasil siguen cuestionando "las políticas y prácticas de los países occidentales".
"Son países que abogan por cierto grado de transformación del sistema internacional, principalmente en el ámbito de las relaciones económicas y las instituciones internacionales", concluyó.
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