La escalada de violencia en Oriente Medio que afecta a Israel, Palestina, Líbano e Irán ha puesto en peligro la navegación por el estrecho de Ormuz, el canal que conecta el Golfo Pérsico con el océano Índico. El estrecho está considerado la arteria del suministro mundial de crudo y por él transitan diariamente unos 20 millones de barriles.
Los analistas señalan que los conflictos actuales podrían provocar el cierre del estrecho por parte de Irán, que controla estratégicamente el paso. Un posible cierre del estrecho de Ormuz tiene el potencial de generar una crisis mundial de suministro de este hidrocarburo.
En entrevista con Sputnik, varios analistas señalaron cuál sería la alternativa global para el suministro de petróleo si se cerrara el estrecho y si Venezuela, único país latinoamericano en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pudiera convertirse en una opción para exportar este producto vital para la economía mundial.
La profesora de Economía de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), Juliane Furno, destaca que Venezuela es el primer país del mundo en reservas probadas de petróleo, aunque no es el mayor productor debido a problemas en la estructura de extracción y a los embargos que sufre por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.
Sin embargo, cree que, en términos de posibilidades, el país caribeño sería el único que puede contrarrestar la crisis en Oriente Medio y mantener el nivel de suministro global cerca del nivel actual.
Subraya que un posible cierre del estrecho de Ormuz, unido al mantenimiento del embargo sobre el petróleo venezolano, "supondrá un choque en los precios de los productos petrolíferos", lo que tendría un fuerte impacto en EEUU en plenas elecciones presidenciales.
La experta destaca que aunque EEUU es productor de petróleo y de gas de esquisto, también importa estos productos. Como consecuencia, el aumento de los precios y los problemas de suministro repercutirán en una aceleración de la inflación y en el riesgo de escasez en el país norteamericano.
En este contexto, afirma que el ganador es Venezuela, "que no tuvo que hacer ninguna concesión para recuperar su capacidad de exportación". Al contrario, el perdedor es EEUU, que está dejando claro que sus sanciones, siendo medidas antidemocráticas y contrarias a los derechos humanos, no tienen nada que ver con "una defensa demagógica de la democracia", sino que son simplemente una maniobra para aislar y criminalizar la experiencia de Venezuela.
El profesor y coordinador del curso de Ingeniería Petrolera de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Troner Assenheimer de Souza, cree que si se cierra el canal, el impacto sería inmediato.
"Países como Estados Unidos, Canadá y Brasil podrían intentar aumentar la producción, pero eso requeriría tiempo. Además, las crisis de este tipo tienden a acelerar el interés por las fuentes renovables y una mayor eficiencia energética", afirma.
Souza señala que Venezuela "tiene grandes reservas de petróleo y teóricamente podría ser una alternativa". Sin embargo, subraya que Caracas no podría satisfacer la demanda inmediata que se generaría en caso de cierre del estrecho de Ormuz. Esto se debe a que la producción del país está muy limitada por cuestiones internas y por las sanciones impuestas por EEUU y algunos países europeos.