El jefe de Gobierno húngaro y líder del partido Fidesz no podía imaginar el 1 de febrero pasado que su visita a Moscú y su encuentro con Vladímir Putin iba a ser utilizado por la oposición como principal argumento electoral en su contra.
Viktor Orbán ha desplegado desde su llegada al poder, en 2010, una política de apertura hacia Rusia que le ha valido la censura no solo en su país, sino dentro de la Unión Europea y de la OTAN, organizaciones de los que su país forma parte.
Relaciones provechosas para budapest
Esas relaciones han servido a Hungría para recibir gas ruso a un costo cinco veces menor al precio de mercado, mediante el gasoducto TurkStream, que atraviesa el mar Negro, Bulgaria y Serbia, y evita territorio ucraniano. El contrato con la compañía rusa Gazprom es por un periodo de diez años, renovable cada lustro y suministra a Hungría 3.500 millones de metros cúbicos al año. Orbán pidió en Moscú un añadido de 1.000 millones más, a lo que el presidente ruso accedió.
Otro gigante de la industria rusa, Rosatom, es el encargado de modernizar la central nuclear Paks II, situada a poco más de 100 kilómetros de la capital húngara, Budapest. Hungría, que fue el primer país de la Unión Europea en utilizar la vacuna rusa anti-COVID Sputnik V, propone también poder fabricarla en sus laboratorios.
Son solo tres de los ejemplos más espectaculares que definen las relaciones comerciales entre los dos países y que la oposición a Orbán critica sin ofrecer alternativa. El candidato elegido en las primarias de la oposición húngara unificada, Peter Marki-Zay, califica a Orbán de "lacayo del Kremlin, exhibido por Putin como símbolo de la división en la UE". Desde el Gobierno le responden tachándole de "irresponsable que desprecia los intereses de los húngaros".
Fiel aliado de la OTAN, pero contra su ampliación
Para la UE y la OTAN, el acercamiento entre Budapest y Moscú ha provocado tensiones y disputas, pero mientras con sus socios europeos las diferencias son profundas y no son solo de índole geopolítica, en la OTAN poco se le puede reprochar a Viktor Orbán. Bajo su mandato, las fuerzas aéreas húngaras participan habitualmente en ejercicios militares que se desarrollan en Estonia; sus aeropuertos, además, han estado siempre a disposición de la Alianza Atlántica, pero, eso sí, siempre se ha pronunciado contra la entrada de Ucrania en la organización militar occidental.
Las sanciones que se están aplicando a Rusia obligan al dirigente húngaro a poner en la balanza su solidaridad y obligaciones dentro de la UE y la OTAN frente a sus relaciones comerciales con Rusia de las que se benefician sus conciudadanos.
En el lanzamiento de su campaña, en diciembre, Orbán aumentó la lista de productos básicos cuyos precios estarán congelados hasta el 1 de mayo; también anunció un aumento del 20% de salario mínimo (360 euros netos) en un intento de compensar una inflación desbocada que supera un 7% y la irrefrenable subida del precio de los combustibles.
"La coalición de los puros"
El 3 de abril Orbán tendrá enfrente a Peter Marki-Zay, el político que venció en unas primarias que reunieron a toda la oposición, desde la izquierda hasta el partido Jobbik, considerado hasta hace poco como una formación neonazi. La oposición húngara no ha aplicado ningún "cordón sanitario" a una formación de extrema derecha que ahora pide perdón por su pasado antigitanos y antijudíos. Jobbik, dentro de una posición que se dice proeuropea, quiere también olvidar cómo la bandera comunitaria azul con estrellas amarillas era habitualmente quemada en sus mítines.
Marki-Zay, católico ultraconservador, como él mismo se define, subraya que representa mejor que Orbán a la Europa cristiana. "He sido conservador antes que Orbán, enfatiza; "él no va a poder atacarme porque yo tenga una familia numerosa y vaya a misa todos los domingos". La "coalición de los puros", como él mismo define a la alianza opositora —que también incluye a los socialistas, herederos del antiguo Partido Comunista— "va a restablecer la libertad en el país", asegura.
El programa de la oposición incluye promesas para "acabar con la corrupción y el autoritarismo", además de "recuperar el Estado de derecho, la libertad de mercado y la libertad de prensa". Argumentos que se repiten durante años entre los opositores a Orbán y que no han servido hasta el momento para descabalgarle del poder en las últimas tres elecciones.
Minoría magiar en Ucrania
Hungría será el primer país europeo en celebrar elecciones generales tras el comienzo de la operación rusa en Ucrania. Su proximidad diplomática con Rusia no es el único elemento que puede influir en la campaña electoral. Hungría deberá responder también a la situación de la minoría magiar ucraniana en la provincia de Transcarpacia, la más pobre de Ucrania.
El Gobierno de Viktor Orbán ha acusado a Kiev reiteradamente de intentar eliminar la lengua húngara en la enseñanza secundaria en esa zona, mientras las autoridades ucranianas achacaban a Budapest los intentos de instrumentalizar a la minoría húngara.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK