Se dice que no debiera mezclarse el deporte con la política, pero lo sucedido el 21 de noviembre de 1973 en Chile fue más allá de la usual política o de normales confrontaciones diplomáticas entre países. Ese año las selecciones de fútbol jugaban las eliminatorias para el mundial de Alemania de 1974.
La Unión Soviética y Chile disputaban el pase al mundial, por lo que el partido de ida se jugó en Moscú el 26 de septiembre de 1973 y el partido de vuelta debía jugarse en Chile, en noviembre del mismo año. Pero la Federación de fútbol de la URSS se negó a jugar en el estadio El Nacional de Santiago de Chile.
Dos semanas previas a celebrarse el primer partido en Moscú, el 11 de septiembre, el gobierno del presidente electo democráticamente, Salvador Allende, fue derrocado luego de haber sido sometido a un feroz ataque interno y externo.
El Gobierno de Allende era un gobierno no deseado por EEUU, pues al fin y al cabo se trataba de la llegada de los socialistas al poder. No mediante guerrillas, sino mediante las urnas, y contaba con la abierta simpatía de la URSS.
Chile sufrió el bloqueo de préstamos bancarios multilaterales, se afectó las exportaciones, hubo actos de sabotaje y desabastecimiento. Esa combinación de acciones de EEUU con otros países afectó las áreas más sensibles de la economía, lo que ocasionó una profunda crisis.
Los soviéticos se negaron a jugar en campo ensangrentado
Chile sufrió el bloqueo de préstamos bancarios multilaterales, se afectó las exportaciones, hubo actos de sabotaje y desabastecimiento. Esa combinación de acciones de EEUU con otros países afectó las áreas más sensibles de la economía, lo que ocasionó una profunda crisis.
Habiendo la FIFA programado el partido de clasificación al Mundial entre las selecciones de la URSS y Chile para el 21 de noviembre de 1973 en Santiago, la Federación de fútbol de la Unión Soviética hizo público un comunicado.
La URSS denunció inmediatamente que "a raíz del golpe fascista y del derrocamiento del gobierno legítimo de Unidad Popular en Chile, reina un clima de sangriento terror y represión, se abolieron las garantías constitucionales, se libra una desenfrenada campaña de provocación contra los países socialistas y todas las fuerzas democráticas".
Asimismo, afirmó en dicho comunicado que "el estadio El Nacional, que está programado para albergar un partido de fútbol, ha sido convertido por la junta militar en un campo de concentración, un escenario de tortura y ejecución de patriotas del pueblo chileno. En las gradas y en el estadio hay miles de personas inocentes que están detenidas".
De hecho, la URSS enfáticamente expresó que "los atletas soviéticos no pueden por razones morales jugar en un estadio manchado con la sangre de los patriotas del pueblo chileno" y solicitó a la FIFA realizar el partido especificado en un tercer país.
La FIFA de Sir Rous decidió jugar
En ese entonces la FIFA tenía como presidente al inglés Stanley Rous, quien dirigía la institución desde septiembre de 1961. Valga recordar que fue durante su mandato que la copa mundial de la FIFA se convirtió en un espectáculo televisivo mundial.
El aristócrata Sir Rous, conocido por sus osadas decisiones, al recibir la nota de la URSS envió una delegación a Chile. La Comisión llegó a Santiago para evaluar la situación el 24 de octubre de 1973.
A pesar de que aún estaban frescos los cuerpos acribillados a balazos en las calles de Santiago, con el Ejército desplegado por doquier y el estadio usado como centro de detención, la delegación de la FIFA no vio mayores peligros ni agravantes.
Unión Soviética decidió no viajar a Chile. A pesar de la ausencia del rival, la FIFA ordenó a la ‘roja’ salir al campo de juego y debían marcar un gol “simbólico” si querían sellar su clasificación al mundial. pic.twitter.com/olu0Mg5q5RLa FIFA se limitó a escuchar y aceptar las garantías que brindaba el régimen pinochetista y decidió que no había obstáculos para celebrar el certamen de clasificación en Santiago. El partido tuvo lugar en la fecha indicada, pero con un gran ausente, la URSS, y como era de esperarse Chile hizo el gol y clasificó al Mundial.
Pasados los años, sin más Pinochet en el Gobierno, este episodio es recordado con tristeza y vergüenza por los protagonistas en distintas entrevistas.
En declaraciones a la afamada revista Marca la estrella chilena Carlos Caszely recuerda que la noticia de que los soviéticos no vendrían a Chile les dio el presidente de la Federación Chilena de Fútbol, Francisco Fluxá y que, por tanto, estaban clasificados para Alemania. Pero lo más absurdo vino a colación, según testimonia Caszely "la FIFA había ordenado que teníamos que entrar a la cancha, y que teníamos que hacer el gol".
"Era una charada. De una falsedad absoluta. Va contra toda filosofía deportiva, la esencia del deporte. Va contra todo eso. Nunca he entendido por qué la FIFA tomó esa determinación", aseguró a Marca el futbolista Leonardo Véliz.
Véliz describe así lo que vivió los pocos segundos que duró ese partido: "Sentimos una gran emoción de estar en ese lugar de tortura y muerte. Estábamos compungidos, había pesadumbre, angustia. Pero no podíamos hacer otra cosa que defender a nuestro país".
Pero sobre llovido mojado, como dicen, pues los futbolistas chilenos además se vieron obligados a dar un espectáculo más.
Según afirmó Véliz, "después del gol, volvimos a saltar a la cancha para disputar un encuentro contra el Santos de Brasil. Para que la gente que había pagado la entrada pudiese disfrutar del espectáculo por el que había pagado. No estábamos ni para jugar contra los brasileños. Perdimos 0-5. Ellos dieron el espectáculo".
Caszely se negó a dar la mano a Pinochet
Pero esa triste historia no tuvo su punto final en ese evento. Uno de los más grandes astros del fútbol chileno, Carlos Caszely, conocido como el chino, fue el intérprete de uno de los momentos más dignos y tensos ante Pinochet, cuando se negó a darle la mano al dictador durante la despedida de la selección de Chile al Mundial 74.
Unos meses más tarde de ese suceso, aconteció algo que no puede ser considerado una casualidad en la vida del futbolista y su familia.
En 1975, la madre de Caszely, Olga Garrido, fue hecha presa y torturada por agentes de la Policía secreta de la dictadura militar pinochetista, DINA, mientras su hijo se encontraba jugando en España. Olga Garrido denunció que fue sometida a torturas brutales, de las cuales prefiere no dar detalles.
¿Fue acaso un asunto de fair play?
Han pasado muchos años de dicho evento, pero vale la pena hacernos algunas preguntas, incluso para quienes estamos lejos de los detalles de lo que sucede al interior de una cancha de fútbol.
¿Fue éticamente correcto llevar a cabo un partido, haciendo oídos sordos de lo que ocurría en Chile? El concepto de juego limpio o fair play parece no ser aplicable aquí, pues el evento sobrepasó los límites del estadio El Nacional de Santiago.
¿Fue acaso una decisión apolítica la de la FIFA, el insistir en jugar un partido de fútbol no obstante los sangrientos acontecimientos en Chile ese momento?
En los hechos, en 1973 la FIFA de Sir Stanley Rous sí tomó una decisión política cuando decidió apoyar la realización de dicho partido en Chile, un país gobernado por una cruenta junta militar, con el agravante de que, dicho partido se realice en un estadio, El Nacional, que había sido convertido ese momento en un centro masivo de reclusión y tortura.
Si bien es cierto que el deporte es una de actividades humanas de mayor regocijo y que une a millones, también es verdad que está muy contaminada de manipulación y en muchos casos prima el negocio y la conveniencia e incluso juegan un rol no menor en las confrontaciones geopolíticas.