Un grupo de 21 guerrilleros lo atacó con granadas, fusiles y lanzacohetes desde un cerro mientras el dictador pasaba por la carretera con su comitiva. Y aunque derribaron a varios escoltas, los proyectiles no atravesaron el auto blindado en el que iba el tirano.
Las balas no lograron penetrar el cristal blindado del Mercedes Benz presidencial que huyó hacia la cordillera, pero dejaron marcada una figura, que posteriormente los derechistas interpretaron como la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, alimentando el mito de que ella habría sido la encargada de salvar al dictador.
Y si bien, el arrojo de Arenas lo dejó en la historia de Chile como una de las personas que más cerca estuvo de asesinar a Pinochet, se dice que no era muy bueno para el fútbol.
"Pasaba siempre en la banca", dijo a Sputink el actual secretario político del Club Orompello, que este 18 de septiembre cumple 90 años, Nicolás Andrade, experto en la historia del equipo que en los años setenta formó a Arenas y a otros tres jóvenes rebeldes y talentosos, quienes después de vencer en la cancha a sus rivales, se juntaban a planear la caída de la dictadura.
Auricielo
En 1930, descendientes de alemanes e italianos fundaron el Club Social y Deportivo Orompello, en Valparaíso (centro), un equipo amateur de fútbol que tuvo relativo éxito hasta mediados de los años 70, cuando contrataron a Óscar Gallardo.
Gallardo es uno de los directores técnicos más reconocidos de Valparaíso, formador de reconocidos jugadores profesionales como David Pizarro (Manchester City, AS ROMA) o Reinaldo Navia (América, Racing). Su buen ojo para reconocer el talento le permitió crear un equipo de ensueño, reclutando a tres estrellas porteñas: Fernando Larenas y los hermanos Iván y Mauricio Norambuena.
Con Larenas y los Norambuena en cancha —y con Arenas apoyando desde la banca— el equipo color auricielo ganó invicto el campeonato Asociación Valparaíso y también otros torneos. Y mientras el Orompello se llenaba de triunfos y su popularidad subía como la espuma, en paralelo se creó la rama cultural del Club.
"Esta rama fue una de las cunas de la lucha social y de oposición a la dictadura de Pinochet en el cerro Esperanza de Valparaíso", explicó Andrade. El experto contó que después de los partidos, la rama cultural organizaba eventos y actividades para los pobladores del cerro, y fue en estos tugurios donde se fueron forjando los lazos entre grupos vinculados a la izquierda con los cuatro jugadores que terminarían fundando una de las células del FPMR en 1983.
"Los dirigentes del Club eran de derecha, apoyaban a la dictadura y veían con sospechas esta rama cultural. Pero los jugadores tenían carta blanca para realizar sus actividades, debido a las victorias que fueron consiguiendo", dijo Andrade.
Al alero de la rama cultural del Orompello, y vinculados secretamente a las Juventudes Comunistas de Valparaíso, los jóvenes comenzaron a perpetrar los primeros actos de subversión al régimen, como impresión de panfletos, rayados de murallas y algunos apagones parciales. Estos serían la génesis de lo que posteriormente fueron los ataques avanzados perpetrados por el FPMR durante los años 80, como secuestros o atentados explosivos.
Y el ataque a Pinochet.
Formación
Hoy, el Orompello concentra sus fuerzas en la labor social, enfocándose en los niños de los cerros de Valparaíso. Actualmente, ayuda en la lucha contra el nuevo coronavirus apoyando en algunas labores que el municipio no alcanza a abordar.
Mauricio Hernández, el lateral derecho del auricielo, fue uno de los principales líderes del Frente, dirigió muchas de las principales acciones de resistencia violenta contra el régimen, entre ellas, el atentado a Pinochet. En 1993 fue encarcelado y en 1996 se fugó de la prisión en un helicóptero. Vivió en clandestinidad hasta 2002, cuando fue detenido en Brasil. Hoy cumple condena en Chile.
Iván Hernández, defensa central del Orompello, fue militante del FPMR, pero en segundo plano. Actualmente, vive en Chile y sigue ligado al club.
Mauricio Arenas, el eterno "banca", fue detenido por los agentes de la dictadura tras casi matar a Pinochet. Sin embargo, volvió a la acción en 1990, cuando escapó de la cárcel junto a otros 24 militantes del Frente cavando un túnel de 60 metros, consiguiendo el mayor escape en la historia de las cárceles de Chile. Posteriormente, falleció en Argentina de cáncer de pulmón.