Septiembre ya se vislumbra en el horizonte. Sin embargo, el próximo mes se acerca envuelto en una maraña de nubes. Una incertidumbre provocada por el repunte en el número de contagios por coronavirus. La curva vuelve a despegar y con ella las dudas. Un sinfín de preguntas se plantean, la gran mayoría en relación al evento que marca el fin del verano: la vuelta a las aulas.
Entre las medidas establecidas, las mascarillas serán obligatorias en todos los centros del territorio español a partir de los seis años. Las ventanas deben permanecer abiertas para facilitar la ventilación, siempre que el edificio y el tiempo lo permita. Las manos se tendrán que lavar un mínimo de cinco veces al día y se tomará la temperatura a todos los que accedan al centro. Además, en caso de que un profesor o alumno presente síntomas, se aislará a esa persona y, si da positivo, se pondrá en cuarentena a toda la clase. A los posibles infectados se les realizará una prueba PCR. Pero, no se cerrará el colegio, a menos que se produzca una transmisión descontrolada.
"El objetivo es la presencialidad y conseguir una vuelta al colegio segura", indica la ministra de Educación, Isabel Celaá.
No obstante, hay asuntos que debe determinar cada comunidad autónoma. Uno es la ratio de alumnos por clase, que depende del número de profesores que contrate cada uno. En Galicia se permite un máximo de 25 alumnos por clase, número máximo también en las aulas de Secundaria y Bachillerato en Castilla y León. En Canarias, dependerá del espacio. En Madrid, los mayores grupos serán los 1º y 2º de la ESO con hasta 23 estudiantes. En Cataluña, en Secundaria podrían entrar hasta 30 jóvenes por aula.
A los padres de Joan, de 10 años, les asalta la preocupación sobre cómo su hijo se reunirá con sus compañeros en el colegio de Ibiza al que asiste. "Esperamos que las condiciones sean buenas", comentan, mientras el niño juega con una pelota.
Incertidumbre existente también entre los universitarios. El presidente de la Conferencia de Rectores Españoles, José Carlos Gómez Villamanados, ha declarado que "todos los planes están preparados" para el inicio del curso. Sin embargo, muchos alumnos todavía no saben qué hacer.
Nerea, alumna de la Universidad Complutense de Madrid, la última comunicación oficial que recibió fue el 5 de junio. Del mismo mes es el último correo del rectorado que llegó a la bandeja de Pau, estudiante en la Universitat Rovira i Virgili. Este centro prometía en agosto "docencia presencial adaptada", según lo que se exponía en su página web. No se descarta la vuelta a la enseñanza online si la situación epidemiológica empeora. "Si sigue como el curso pasado, va a ser un caos. Dábamos cada clase en una plataforma diferente. Incluso de la misma asignatura", asegura Pau.
Respuesta estudiantil
La falta de concreción ha provocado que el Sindicato de Estudiantes haya convocado una huelga del alumnado para los días 16, 17 y 18 de septiembre. "La cuestión es que vamos a volver a las aulas y nos encontramos con una situación de abandono y desidia por parte de las instituciones".
"Las medidas son inconcretas, no tienen garantía sanitaria ni educacional, ya que no van unidas a una subida presupuestaria. Vamos a volver a centros de contagio", reconoce Juan Díaz, portavoz del Sindicato de Estudiantes en Madrid.
El joven, matriculado en la Universidad Complutense, valora que las autoridades están "improvisando", ya que "sin un rescate real a la educación pública, no se puede hacer nada". Por ello, reclaman una inversión en el sistema de hasta el 7% del PIB. De esta forma, se pueden contratar más profesores, reducir la ratio de las clases a 15 alumnos y acondicionar las instalaciones para poder enfrentarse de manera más eficiente a la enfermedad.
Es más, según confiesa el estudiante, conoce el caso de varios compañeros que no pudieron continuar con sus estudios al cerrarse los colegios, institutos y universidades.
"Para muchos el 13 de marzo fue el día en el que se abandonó la educación pública. El motivo fue porque no pudo ir a clase. No todas las familias cuentan con los mismos privilegios. Tengo compañeros que tuvieron que aparcar los libros porque tenían que cuidar a sus hermanos. Esto genera una brecha en la sociedad", apunta.
En esto incide también la Confederación Estatal de Estudiantes (Canae). "Necesitamos volver a las aulas tan pronto como sea posible", reza la carta que envió esta plataforma a la ministra de Educación, Isabel Celaá. Un texto que acompaña a la campaña #LaNoVueltaalCole2020. Un vídeo de tan solo 30 segundos con el que se simula los tradicionales anuncios del Corte Inglés. Sin embargo, el objetivo no es vender ropa o material escolar, sino mostrar el daño que hace a los alumnos no entrar en los centros en septiembre.
En este corte, Canae resalta que en España existen más de 100.000 hogares que no cuentan con una conexión telemática, según datos de Unicef. Esto genera un retraso en aquellos estudiantes que no tienen ordenador, que, a la larga, puede acabar con la salida del joven del sistema educativo. España cuenta con la mayor tasa de abandono escolar temprano de la Unión Europea. "Queremos evitar la inestabilidad que provoca no saber qué va a pasar en caso de un contagio en las aulas, cuánto de presencial podremos ir a los centros educativos, si se van a habilitar nuevos espacios o que va a pasar con los comedores escolares o bibliotecas".
"No tener respuesta a estas preguntas hace que empecemos el curso con un gran grado de incertidumbre y preocupación", indica la confederación de asociaciones.
Preocupación que se puede convertir en estrés. Incluso, en ansiedad o depresión. Problemas psicológicos que afectan a los estudiantes y a su entorno, según Canae. Coinciden con Díaz. La incertidumbre reinante en esta vuelta al 'cole' es el primer paso.
"A todos los niveles, padres y alumnos, la situación es de total ansiedad. Hay una serie de métodos planteados que se han de seguir. Sin embargo, la preocupación no disminuye. Eso es porque en realidad, sabemos que no se van a poder aplicar", asevera el portavoz del Sindicato de Estudiantes de Madrid.