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"Estamos abandonados por la administración y encima nos tachan de delincuentes"

La policía inspecciona un piso en Sevilla donde los padres de 5 familias se turnaban para cuidar a sus hijos. Las autoridades lo tratan como guardería ilegal, pero los progenitores aseguran que no hay vínculo económico. Para las familias, la conciliación es imposible con la reactivación laboral y unas administraciones que solo ofrecen vigilancia.
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Clara, (nombre ficticio), estaba en su casa del centro de Sevilla cuando alguien llamó a la puerta. Al abrir recibió la visita de 4 policías locales de paisano. Habían recibido la llamada de un vecino denunciando la existencia de una guardería ilegal en su piso. "Estaba en casa con mis tres hijos, mi marido, con otro amigo más y sus dos hijos, nuestra empleada del hogar y otros cinco niños más, que son los hijos de otros amigos", explica esta sevillana que junto a otras cuatro familias, decidió esta semana buscar soluciones ante la necesidad de conciliar, "decidimos organizarnos y hacer turnos entre los padres, contando con la asistencia de limpieza de la mujer que trabaja en mi casa".

Los hechos que comparten estas familias contrastan con los expuestos por la policía a través de un comunicado publicado en Facebook al día siguiente, donde anunciaba la desarticulación de la actividad en la vivienda, en la que encontraron 12 niños de diferentes edades, "sin protección y sin guardar distancia de seguridad".

 

La nota policial apunta en todo momento a la falta de garantías sanitarias señalando que dicho "establecimiento no dispone de licencia ni autorización por parte del Ayuntamiento ni por la Junta de Andalucía para el ejercicio de esta actividad educativa".

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Clara, que prefiere que no se publique su verdadero nombre, responde sorprendida, "pero es que no somos una guardería ilegal, solo somos padres que buscamos soluciones para nuestros hijos". El grupo de padres y madres de las cinco familias afectadas (periodistas, publicistas, arquitectos, profesores y funcionarios de la administración), había decidido usar la casa de Clara, recién comprada y a la que aún no se han mudado, para repartirse los turnos de cuidado de sus hijos. "Nos quedamos alucinados cuando la policía empezó a hacernos una inspección, ¡en mi propia casa!".

Otros detalles del comunicado policial resaltan la falta de geles, cadena de frío para los alimentos, extintores o botiquín en el piso. La nota se ilustra con varias fotos. Desde el Ayuntamiento de Sevilla, el Delegado Juan Carlos Cabrera se muestra "sorprendido por la irresponsabilidad de quienes exponen a sus hijos al contagio de la enfermedad Covid–19".

Los padres y madres se toparon al día siguiente de la inspección con la noticia en las redes sociales, "exponiéndonos a la opinión pública". Comentarios de todo tipo, desde solidarios ante la difícil situación para conciliar la vida laboral con la familiar, hasta insultantes por la falta de cuidado con los niños, inundan las redes. "Para mi la noticia es que cinco familias se ven obligadas a organizarse en una vivienda particular para intentar conciliar ante el abandono de las administraciones y la policía, nos denuncia por tener una guardería ilegal", se desahoga Clara.

​"No solo estamos abandonados por las administraciones, sino que encima te tachan de delincuente".

¿Hasta que punto es ilegal la resolución de estos padres que afirman no tener ninguna actividad económica o intención empresarial, si solo cumpliendo el cupo máximo de 15 personas podemos reunirnos en las casas? "Lo cierto es que en España tenemos un vacío legal enorme en esta situación, no hay certezas cuando más las necesitamos, el propio gobierno está generando esta incertidumbre legal", opina la abogada Emilia De Sousa, "si no había una relación económica y se demuestra un vínculo de amistad entre las familias, es difícil imputar un delito a estas familias", explica la abogada que sí ve imputabilidad, sin embargo, en el peligro de reunir a 12 niños y adultos, superando la cifra de 15 personas, como esgrime el comunicado policial. 

Como deben ser las aulas de esta normalidad

Pero más allá de los resquicios legales, la reincorporación a los centros escolares es un derecho básico contemplado en el Convención de los Derechos del Niño (CDN). La doctora María José Mellado, de la Asociación Española de Pediatría, consultada por Sputnik sobre las condiciones óptimas para el retorno a la normalidad, apunta a una vuelta "paulatina y progresiva y deberá basarse en los grupos de edad". Para los más pequeños, los niños de entre 3 y 6 años, la recomendación es que no se incorporen a las escuelas hasta el control total de la epidemia, limitando, los grupos a un cuidador por cada 5 niños. Respecto a las actividades colectivas, salidas a patio, comedor o siesta, la EAP recomienda que sean independientes por cada grupo de 5 niños.

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Con el verano en puertas, estas recomendaciones parece que tardarán en implantarse. La vuelta a lo que el gobierno llama normalidad, está afectando, más que a las familias, a los negocios, empresas que vuelven a la actividad, al ocio para los adultos e incluso a los turistas. Sin embargo, sigue sin haber certezas en el calendario escolar del curso que viene y de hecho, en la mayoría de ciudades españolas, los parques para niños permanecen cerrados. "Esta pandemia ha desnudado la falta de medidas y respaldo legal en España para la conciliación, si comparamos nuestra legislación con la británica, por ejemplo, estamos muy lejos, allí opinan que el mejor trabajo que puede hacer una familia es criar a su hijo", compara De Sousa, experta en mediación y conciliación, que ejemplifica numerosas medidas y líneas de subvención en Inglaterra que en España no existen

Terrazas llenas y aulas vacías

Lo cierto es que en la contribución para la conciliación que deben ofrecer las familias, las empresas y las administraciones, falta mucho por hacer. Eso lo reflejan los recientes datos de natalidad. Según el Instituto Nacional de Estadística, 2019 supone un descenso del 3,5%, las españolas tienen una media de 1,23 hijos, el valor más bajo desde 2001. Y lo cierto es que, aunque estamos a la espera de ver si el confinamiento provocó un nuevo babyboom, la realidad económica y laboral no deja mucho resquicio a un horizonte familiar apacible.

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"Este caso que han vivido las familias de Sevilla es la nueva normalidad del país, la de familias que han buscado una solución haciendo tribu, porque no hay otra posibilidad, hay situaciones más dramáticas como las de las familias sin medios que dejan a sus hijos solos", describe Laura Baena, del Club de Malasmadres. "Las familias no saben qué hacer ni como organizarse, pero en paralelo, te das una vuelta por los bares y no hay respeto por las medidas de seguridad. Las terrazas están llenas y los parques vacíos, es el modelo de sociedad que quiere España".

Baena creó un llamamiento con la Asociación Yo No Renuncio, que ya cuenta con 186 mil firmas de apoyo para que las administraciones facilitaran la conciliación. Por el momento, solo comunidades autónomas como Galicia y Baleares han adoptado medidas concretas. Pero de nuevo, tras esta problemática social, en la que también brilla por su ausencia la conciencia y flexibilidad empresarial, hay machismo. Las mujeres son las que aparcan mayoritariamente su proyecto laboral cuando la conciliación —como ahora— es imposible, "antes del confinamiento, en un estudio sobre más de 20 mil hogares, seis de cada 10 mujeres renunciaban a su carrera profesional al ser madres", explica Baena, que al igual que la abogada De Sousa, apunta al teletrabajo como medida de apoyo, "pero teletrabajo como imperativo legal, porque sino se legisla, está demostrado que simplemente contribuye a aumentar la brecha de género", concluye Baena.

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Otros datos del portal Sitly, que gestiona servicios de cuidados a niños, señala que nueve de cada diez madres españolas tienen dificultad para compaginar hijos. Además un 75% de las españolas "se siente culpable por no poder pasar más tiempo con sus hijos".

"¿Qué se supone que podemos hacer?, ¿qué otra opción tenemos?, ¿tengo que dejar mi trabajo? o ¿dejar a los niños solos o con los abuelos que son población de riesgo?", se cuestiona Clara desde Sevilla, son las mismas preguntas que se hacen en España millones de ciudadanos. La pandemia obliga a la reactivación económica, pero para ello, los hijos aparecen ahora como un estorbo.

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