Muchos de los países latinoamericanos ya superan las cuatro semanas de cuarentena —en algunos casos obligatoria, en otros recomendada por los gobiernos— y son varios los gobernantes que comienzan a delinear alternativas para comenzar a flexibilizar las restricciones a la circulación. Si bien la pandemia de COVID-19 continúa siendo un problema sanitario, la urgencia por reactivar las economías empujan a los mandatarios a pensar en nuevas fases de la respuesta.
En el país sudamericano no rige una cuarentena general obligatoria sino una "exhortación" del Gobierno a sus habitantes para permanecer en sus casas. Para el Gobierno uruguayo, la suma de casos de COVID-19 —512 positivos al 13 de abril— no es alarmante y está lejos de los 8.700 que, según el Ministerio de Salud, serían necesarios para hacer colapsar al sistema de salud nacional.
"Nada indica que vayamos a estar peor", esbozó, confiado, Lacalle Pou durante esa conferencia.
Uruguay no está solo en su optimismo. El ministro de Salud paraguayo, Julio Mazzoleni, afirmó que luego del 19 de abril —fecha prevista para el final de la cuarentena obligatoria— podría establecerse una suerte de "cuarentena intermitente".
Los números del coronavirus en Paraguay parecen ser alentadores. Al 13 de abril, tiene 147 contagios y tan solo seis fallecidos. Sin embargo, el Gobierno paraguayo reconoce que quisiera aumentar la capacidad de testeo, que actualmente ronda los 200 exámenes diarios.
Colombia es otro de los países que piensa en el después. El domingo 12 de abril, en una entrevista con la cadena televisiva Caracol, el presidente colombiano, Iván Duque, explicó el escenario que imagina luego del 27 de abril, día en que culmine el período de cuarentena obligatoria decretado por el Ejecutivo.
"Nosotros no podemos esperar que después del 27 vamos al estadio, no va a haber fútbol, no podemos esperar volver a conciertos, bares o discotecas. Vamos a tener que dejar muchas prácticas de nuestra vida social a un lado porque esa interacción sirve para que el virus crezca", apuntó el mandatario.
Sin embargo, remarcó la importancia de "ir retomando elementos de la vida productiva", siempre con precauciones sanitarias. En ese sentido, indicó que se buscará el "mayor teletrabajo posible" y, para las personas que tengan que circular, se harán cambios en el transporte público para evitar aglomeraciones.
En Perú, en tanto, el Grupo Prospectiva COVID-19 —integrado por profesionales que asesoran al Gobierno de Martín Vizcarra— comunicó que recomendó al Ejecutivo establecer una 'cuarentena provincial' luego del 26 de abril, día en que culminará la cuarentena obligatoria iniciada en marzo. Este modelo, consignaron medios peruanos, prevé flexibilizar la circulación en las provincias con pocos casos. La provincia de Lima, donde se encuentra la capital homónima y donde se acumulan más casos, sería la última en salir de la cuarentena. Los viajes entre provincias también estarían regulados y quienes deban moverse de una región serían puestos inmediatamente en cuarentena.
Los países que comienzan a pensar en posibles salidas de la cuarentena mantienen una postura optimista en relación a haber retrasado o alivianado sus respectivos ‘picos’ de contagio. Si bien cada país tenía previsiones diferentes desde mediados de marzo, la mayoría de los estados latinoamericanos preveía que la cantidad diaria de infectados continúe creciendo al menos hasta fines de abril y principios de mayo.
¿Cuándo flexibilizar la cuarentena?
A pesar de la voluntad de los gobiernos latinoamericanos de retomar la normalidad lo antes posibles, expertos internacionales afirman que antes de flexibilizar las medidas los países deben tener varios puntos en cuenta.
A su juicio, "cualquier Estado que esté considerando relajar el distanciamiento social debería tener una demostrada tendencia a la baja en los casos en las dos semanas anteriores". En la misma línea, sostuvo que los estados deberían también tener en cuenta si otros estados fronterizos presentan tendencias similares.
Inglesby también consideró que para flexibilizar la cuarentena los gobiernos deberían asegurar que "cualquier persona que tenga síntomas compatibles con COVID-19 pueda tener un test y tener los resultados en el mismo día". Además, deberían comenzar a desarrollar test serológicos, capaces de detectar si la persona estuvo infectada y ya desarrolló anticuerpos.
La preocupación por levantamientos apresurados de las cuarentenas es compartida por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). Su director, Tedros Adhanom Gebreyesus, advirtió el viernes 10 de abril que "el levantamiento del confinamiento demasiado rápido puede conducir a un letal resurgimiento del contagio".
Gebreyesus dijo que la organización trabaja junto a los países que buscan flexibilizar las cuarentenas y remarcó la importancia de que los gobiernos tengan en cuenta seis factores:
- que la transmisión del coronavirus está controlada;
- que hay suficientes servicios médicos y de salud pública disponibles;
- que se minimizan los riesgos de brotes en entornos especiales como los centros de atención a largo plazo;
- que existen medidas preventivas en los lugares de trabajo, las escuelas y otros lugares donde es esencial que la gente vaya;
- que los riesgos de importación del virus se pueden gestionar;
- que las comunidades son plenamente conscientes y participan en la transición;
¿Por qué no flexibilizar la cuarentena todavía?
Para comprender los riesgos de flexibilizar las restricciones de circulación antes de tiempo, bien vale la pena tomar el ejemplo de China. Un estudio elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Hong Kong, y publicado por la revista médica británica The Lancet, demuestra la importancia de evitar una segunda ola de contagios tras flexibilizar las medidas.
La baja en los casos en las ciudades más importantes de China se importante hasta el 7 de febrero, cuando culminó el Festival de la Primavera en el país asiático. Luego, consigna la investigación, las principales ciudades volvieron a reportar casos de COVID-19 importados de Hubei. La cantidad de casos importados del exterior también se disparó en las principales ciudades de China, pasando de 20 a 352 entre el 4 y el 22 de marzo, según recopiló el estudio.
"Las medidas de contención basadas en el aislamiento y la trazabilidad de contactos eventualmente fallarán si la exportación de casos continúa creciendo exponencialmente, lo cual parece probable dado que la transmisión local ya se estableció en países grandes, incluídos EEUU y los países europeos".