Venezuela se ha transformado en un factor interno en las elecciones de muchos países. Las fuerzas conservadoras lo han utilizado como un mecanismo acusatorio contra formaciones políticas progresistas y de izquierda en América Latina y países de Europa. Defender el proceso chavista o la legalidad del actual Gobierno de Maduro ha pasado a ser objeto de señalamiento condenatorio.
"Los puntos centrales de la estrategia acusatoria tienen que ver con la violación a los derechos humanos, la conceptualización del Gobierno de Nicolás Maduro como dictadura, y la crisis social, política, migratoria que sería generada por lo que llaman 'el régimen'", explica a Sputnik Gonzalo Armúa, integrante de la Secretaría de la organización Alba Movimientos, una plataforma que articula movimientos sociales y populares de todo el continente.
El discurso acusatorio es vehiculizado por dos actores centrales en todos los países: grandes medios de comunicación y fuerzas políticas de derecha. En aquellos casos donde gobiernan proyectos conservadores, el rol de los presidentes y la política exterior ocupa un lugar de peso, como en el caso de las presidencias de Mauricio Macri (Argentina) e Iván Duque (Colombia).
¿Qué países tienen elecciones en octubre este año en América Latina?
- Argentina
En el país patagónico, "la acusación pasa a través de una serie de periodistas oficialistas al Gobierno de Macri y del propio Gobierno, con un discurso demonizador del proceso venezolano asociándolo a la catástrofe y al caos".
La estrategia consiste en "asimilar al chavismo con la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández, el Gobierno de Macri polariza con el kirchnerismo y lo que hace es relacionarlo con el chavismo como si fueran lo mismo", explica.
En caso de ganar la fórmula Fernández-Fernández en las elecciones del 27 de octubre, entonces Argentina se convertiría en la Venezuela que describen esos medios de comunicación. Se trata de un discurso que lleva varios años, intensificado en tiempo de campaña electoral.
- Colombia
En el país vecino, con un impacto mayor de la migración venezolana, "es mucho más evidente que el eje es parte de la campaña", afirma Armúa, quien también es integrante del Frente Patria Grande de Argentina.
De esta manera, unen un discurso contrario al chavismo con la cuestión migratoria y el apoyo que, según las acusaciones de Duque, el Gobierno de Maduro les daría a las fuerzas insurgentes colombianas, y señalan a los sectores de centro, progresistas, liberales, de tener cercanía con el chavismo.
"El discurso estigmatizante de la revolución bolivariana, que es histórico, se radicaliza en este contexto de campaña porque la fuerza gobernante en Colombia representa al uribismo, que es el sector más militarista y fascista del arco político", explica Armúa. Al tratarse de elecciones locales este discurso cobra más fuerza en zonas de mayor cercanía a la frontera.
- Bolivia
La operación toma otras formas en Bolivia y Uruguay, donde sus quienes la llevan adelante son parte de la oposición que busca regresar al Gobierno. En el primer caso, donde las elecciones presidenciales tendrán lugar este 20 de octubre, "el discurso anti-Venezuela no es hegemónico, no es un elemento central en la campaña por las características de que todas sus campañas tiene un eje centrado en lo nacional, interno", analiza Armúa.
El presidente Evo Morales busca la reelección frente al candidato opositor, Carlos Mesa. Sin embargo, la acusación a Morales de ser aliado de Venezuela no es un elemento ordenador de la campaña de la campaña por no tener efectividad: el mismo Gobierno reconoce esa alianza "y tiene una serie de variables económicas y referencia internacional muy buenas, por lo que es muy difícil que ese discurso tenga repercusiones hacia dentro y sea masivo".
- Uruguay
En Uruguay, "el eje Venezuela es uno de los ejes importantes", analiza Armúa. Allí el Frente Amplio (FA), actual Gobierno, buscar continuar en la presidencia con el candidato Daniel Martínez.
Ante eso la derecha ha buscado "correr a las fuerzas del FA hacia una postura más radicalizada anti-Maduro y apela a que el Gobierno de Uruguay apoya a Maduro de forma encubierta".
El 'efecto Venezuela' es, pues, un mecanismo adaptado a cada escenario electoral, un manual con modificaciones nacionales, objetivos comunes, actores y acusaciones repetidas.
La efectividad electoral
Armúa resalta un elemento común: tanto en Argentina, Bolivia y Uruguay "el grado de efectividad en términos electorales no se está expresando". En cada uno de los países tiene más peso electoral la cuestión interna, como lo es, por ejemplo, la crisis económica en el caso de Argentina.
En estos tres países, "el elemento Venezuela no pareciera trasladarse a la cantidad de votos", explica Armúa, y predominan las agendas nacionales. La situación es diferente en Colombia, donde "tiene mayor repercusión, por el aumento del fervor nacionalista que se enmarca con una línea ideológica discursiva contraria a las insurgencias".
El efecto político
El factor Venezuela como estrategia acusatoria no tiene necesariamente su traducción en votos, pero busca generar un acorralamiento político para que ninguna formación política defienda la legalidad del Gobierno venezolano o reivindique la historia y actual disputa del chavismo.
Esa estrategia de posicionamiento ante el cuadro venezolano fue puesta en marcha por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, "el primero que se desmarcó del discurso totalmente subordinado al imperialismo norteamericano, y ha reinstalado las categorías de autodeterminación, defensa de la soberanía y no intervención en asuntos de otros países", analiza Armúa.
Sin embargo, el integrante de la secretaría del Alba Movimientos destaca un elemento más: la composición de las fuerzas progresistas que disputan los gobiernos, donde en muchas de ellas, como en Argentina y Uruguay, son parte integrante movimientos sociales, sindicales, agrupaciones políticas que han mantenido una posición de apoyo al chavismo.