"Nos llevó dos semanas y dos reuniones ponernos de acuerdo en un problema que venía cada vez enredándose más", dijo el secretario de Energía argentino, Gustavo Lopetegui, declarándose satisfecho porque en la relación binacional se impusieron las coincidencias y objetivos de largo plazo sobre las dificultades urgentes.
"Bueno, van a tener que ir alistando tres aviones", bromeó en respuesta el ministro boliviano de Hidrocarburos, Luis Sánchez, en señal del optimismo con que su país suscribía los nuevos documentos con Argentina, el cliente más antiguo del gas natural boliviano.
El amistoso intercambio de expresiones se produjo en un acto en la ciudad de Santa Cruz (este), transmitido por la televisión estatal, con motivo de la firma de una adenda del contrato de exportación de gas natural de Bolivia a Argentina y un memorándum de entendimiento sobre varios proyectos de integración energética.
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"Con este acuerdo logramos primero incrementar el precio de exportación a partir de los 10 mmcd (con base en el precio internacional del gnl) y asimismo acordamos una nominación estable que nos permite cuidar nuestros reservorios y la productividad de los campos", dijo el ministro Sánchez.
Se resolverían así los problemas técnicos y económicos que enfrentó Bolivia en 2018, cuando la demanda argentina de gas bajó varias veces por debajo de los mínimos comprometidos.
Lopetegui explicó que esa situación se debió, en parte, a la creciente producción de gas del megacampo Vaca Muerta, que cubre la demanda argentina en verano pero no la libera de requerir más gas boliviano en invierno.
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Ambos gobiernos acordaron también facilitar inversiones de YPFB en campos petroleros argentinos, realizar intercambios de gas para un mejor aprovechamiento de terceros mercados, intercambiar tecnología de biocombustibles y acelerar proyectos de intercambio de electricidad.
Lopetegui apuntó que si bien la provisión de gas de Bolivia a Argentina ha sido "muy valiosa para ambos países durante más de 50 años", los nuevos acuerdos "apuntan a algo más general, porque la integración energética existe pero es escasa".
Además de Argentina, el otro comprador importante del gas natural boliviano es Brasil.
Ambos clientes suman una demanda de unos 45 mmcd, equivalentes a tres cuartas partes de la producción boliviana de gas.