"Según el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE, oficial), yo podría esperar una tasa negativa en el mes de enero", a causa del desabastecimiento de combustibles generado por un plan contra el robo de gasolina, dijo Heath.
Los efectos en otras actividades son inciertos, pero si este problema se prolonga hasta febrero o marzo, "el impacto podría ser muy negativo", dijo el aspirante a subgobernador de Banxico.
El presidente mexicano se ha negado a ofrecer una fecha para el fin del desabastecimiento de combustibles en el centro del país, incluida la capital, causado por un plan gubernamental que consiste en cerrar los oleoductos y transportar por carretera los suministros.
Los efectos podrían estar en el lado de la oferta y por el lado de la demanda, "lo micro afecta a lo macro y tiene repercusiones, el desabastecimiento tendría afectaciones en la oferta y en la demanda", explicó el candidato al banco central.
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En cuanto a la demanda "la inflación podría caer, ya que las personas podrían disminuir su consumo al preferir no salir a los centros comerciales, al cine y solo usar el auto cuando sea necesario", dijo el economista.
Otro efecto podría afectar la confianza de los consumidores, ya que a principios de enero de 2017, cuando ocurrieron incrementos en los precios de las gasolinas, la confianza del consumidor tuvo su peor derrumbe en muchos años.
La confianza se recuperó luego de las alzas de aquel año, tras el fin de los subsidios estatales a los energéticos, "pero el golpe a la confianza se puede deteriorar de nuevo", alertó Heath.
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"Si (la contingencia) se extiende más allá de febrero o marzo, pudiéramos empezar a ver algo muy peligroso y estaría preocupado", expresó Heath ante la Comisión Permanente del Congreso, máximo organismo legislativo durante recesos del pleno, integrada por diputados y senadores.
Pero el plan del Gobierno ha sido atacado y los saboteadores de la operación contra el robo de combustible, que cuesta anualmente más de 3.000 millones de dólares a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), se han centrado en boicotear el oleoducto de 600 kilómetros que suministra gasolinas a la capital, que parte del puerto de Tuxpan, en Veracruz (este), en el Golfo de México, afectando al centro del país.