"En EEUU y otros países desarrollados se conocen tres corrientes para la estabilización macroeconómica. Todas surgieron durante la Gran Depresión y todas siguen vigentes hasta hoy en día", escribe el autor.
La segunda es el monetarismo, que establece que el Banco Central debe ocuparse de la estabilización mediante la tasa de interés, la oferta de dinero y otras políticas monetarias.
La tercera filosofía sostiene que las recesiones son una cosa normal contra la que no se debe combatir ya que es parte natural de la economía capitalista.
"Estos tres enfoques han estado presentes durante tanto tiempo que uno estaría dispuesto a concluir que no hay otros. Pero es posible que haya un modo de estabilizar la economía más allá de la política fiscal o monetaria. Y es posible que China lo haya descubierto", sugiere Smith.
Cómo Pekín logró un crecimiento ininterrumpido
El autor destaca que según los datos tanto oficiales —sujetos a dudas sobre su imparcialidad— como estimados de manera independiente, China nunca entró en recesión en 25 años entre 1993 y 2018, ralentizándose a veces pero jamás registrando una caída.
Smith analiza los datos disponibles y concluye que el país asiático, aunque acudió a algunos métodos monetarios y fiscales convencionales para combatir las crisis globales de 1998-1999 y de 2008-2009, lo hizo de una manera más que moderada.
El dinero se iba invirtiendo en la infraestructura, construcción y varios proyectos corporativos, a menudo realizados también por las empresas estatales.
"A menudo estas inversiones eran despilfarradoras y probablemente poco eficaces, pero seguramente salvar la economía de una caída grave valió la pena", opina el autor.
Te puede interesar: Los inversores chinos se preparan para dar el salto a la economía mundial
Por ejemplo, en 2011, 2013 y 2017 las restricciones bancarias permitieron evitar el riesgo de la 'burbuja' inmobiliaria, y en 2014 y 2016 el Gobierno animó la expansión de los créditos para estimular la economía.
¿Éxito casual o el nacimiento de un nuevo método?
El enfoque innovador chino se basa en las finanzas de la banca, los precios de los activos y el control administrativo sobre el sector bancario, enumera el autor.
Pero para China, funcionó durante décadas, evitando varias crisis potencialmente severas que los analistas externos a menudo calificaron como 'catástrofes inminentes'.
"¿Es posible para las naciones avanzadas sacar una lección de la experiencia china, o sería una cosa en sí misma incapaz de ser repetida? ¿Es posible manejar la política crediticia para combatir las recesiones y prevenir las 'burbujas', o las intervenciones incesantes llevarán a una caída de todo el sistema?", pregunta el autor.
De todos modos, para los macroeconomistas vale la pena considerar la política crediticia como un importante anexo a los métodos tradicionales de combatir las crisis económicas, concluye Smith, el también profesor asistente de finanzas en la Universidad Stony Brook.
Más: Сómo la China comunista se convirtió en la dueña de la UE