El apoyo alemán a los planes de Rusia de duplicar la capacidad del gasoducto Nord Stream bajo el mar Báltico ha alentado las aspiraciones de Bulgaria de desarrollar un centro regional de gas con ayuda de Rusia, escribe el portal OilPrice.com.
Sin embargo, la Comisión Europea ha estipulado que, para ser aprobado el proyecto, Bulgaria necesita convertirse en un comerciante de gas, no simplemente ser un país de tránsito, asegurando al menos tres fuentes diferentes de suministro del gas natural.
El primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, expresó la idea de construir un centro de distribución de gas balcánico cerca de la ciudad de Varna poco después de la cancelación del proyecto South Stream en diciembre de 2014. Los trabajos de su construcción fueron suspendidos bajo presión de la UE en junio de 2014.
Además de venirse abajo todos estos planes, enfrentó la amenaza de pagar multas a Gazprom por incumplir sus obligaciones contractuales al suspender el proyecto. No obstante, la Comisión Europea solicitó a Moscú retirar su reclamación contra Sofía por valor de 800 millones de euros —937 millones de dólares—, y el país eslavo pudo respirar tranquilo.
El Gobierno búlgaro comenzó las negociaciones con Rusia sobre la posible reactivación del South Stream en 2017, al avanzar la construcción del Turk Stream. Entre otras opciones se discutía una ramificación costa afuera del Turk Stream que iría directamente a Varna, donde se construiría una gran instalación para el almacenamiento del gas. Otra opción sería unir el Turk Stream con la red búlgara de gas a través de un gasoducto.
Gazprom ya ha indicado que quiere aprovechar la Directiva de Gas de la UE, que obliga a reservar capacidad para terceros proveedores de gas en todos los gasoductos europeos. Sin embargo, la capacidad inicial de 10.000 millones de metros cúbicos de TAP está exenta de regulación de la UE por 25 años; y cuando se amplíe a 20.000 millones de metros cúbicos, solo la mitad estará disponible para proveedores alternativos.
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Esto hace que las dos opciones a través de Bulgaria sean más viables para Gazprom, sobre todo porque el Gobierno búlgaro llevará a cabo la negociación con la UE.
El último y más importante problema que queda es asegurar el suministro de gas de tres fuentes, como lo exige la Comisión Europea.
Además, hasta ahora Bulgaria tiene un contrato para la entrega de solo 1.000 millones de metros cúbicos de gas azerbaiyano. Este volumen puede crecer en el futuro, pero es poco probable que alcance los 15.000 millones para igualar las cantidades de gas natural ruso que Sofía está negociando con Gazprom. Por lo tanto, el centro de distribución de gas de Bulgaria se nutriría principalmente de gas ruso.