Sin embargo, lo que más impacto causó del triunfo de Francia es el hecho de que Antoine Griezmann, uno de los delanteros de los 'Bleus' no haya festejado efusivamente el tanto que el golero uruguayo, Fernando Muslera, no llegó a atacar.
Es que el jugador del Atlético Madrid se considera a sí mismo "medio uruguayo", aunque no tenga lazos de sangre con el país sudamericano. Este apego tan fuerte por su nación 'adoptiva' se debe a su fuerte amistad con sus compañeros de equipo, entre ellos Diego Godín —capitán de la 'Celeste'— y José María Giménez (a quien se lo pudo ver llorando a mares por la derrota).
Godín es el padrino de la hija de Griezmann. Y el francés habla español con el acento que le inculcaron sus compañeros de equipo. No solo eso: toma mate con asiduidad y se muestra en las redes con el objeto típicamente rioplatense en mano y termo bajo el brazo, a la moda de Uruguay. Además, escucha la misma música que sus amigos.
La prensa, al enterarse de que Uruguay tendría a Francia como rival en cuartos de final, especuló sobre la condición del francés. Tanto que se le preguntó a Luis Suárez —astro uruguayo del Barcelona FC— qué opinaba al respecto.
"Antoine, por más que diga que es medio uruguayo, es francés, y no sabe lo que es el sentimiento de un uruguayo, el esfuerzo que se hace desde pequeño para poder triunfar en un país en donde somos tan poquitos", aseveró el atacante celeste.
Antes de saber los resultados, en las redes se formó un hashtag #CosasQueLeFaltanAGriezmannParaSerUruguayo, en el que se desplegó de manera sarcástica una enorme lista de situaciones típicas a las que se enfrenta una persona que nació y creció en el país austral. Entre las más alocadas: "Pelearse en Twitter con argentinos porque el mate, el dulce de leche y el asado son uruguayos".
Sin embargo, los uruguayos estaban avisados. Carlos Bueno, otro futbolista uruguayo cercano a Griezmann, habló unas horas antes del partido y anunció a la prensa uruguaya la intención del francés de no festejar un gol ante el equipo de tantos buenos amigos suyos.
De todos modos, los uruguayos quedaron perplejos al ver que este vaticinio se cumplió a rajatabla.
Al fin y al cabo, puede que Suárez tenga razón y que Griezmann no haya vivido en carne propia el fútbol como lo viven los poco más de tres millones de uruguayos. Eso sí, de cierta manera lo entiende. Y los usuarios que especulaban con la cantidad de cosas que le faltaban al galo para ser uruguayo se ganaron una lección: no las habrá vivido, pero las respeta.