Si bien las costumbres gastronómicas y culturales de Rusia están bien arraigadas en esta localidad de 1.800 habitantes, en el fútbol la mayoría hincha por Uruguay.
Casi todas las personas que estaban en la plaza viendo el partido, que se transmitió a través de una pantalla gigante, estaban vestidas de celeste, el color de la camiseta de la selección uruguaya, con las caras pintadas y la bandera del país latinoamericano.
"Tengo las dos banderas porque pienso que hoy más que nunca estamos hermanados", dijo Mello a Sputnik.
Mello no tiene descendencia rusa ni parientes en San Javier, pero fue marino y visitó muchas veces San Petersburgo, y cree que es eso lo que lo acerca al país euroasiático.
San Javier, ubicada en el departamento de Río Negro, fue fundada en 1913 con la llegada de 300 familias rusas que desembarcaron a orillas del río Uruguay.
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En el marco del partido entre las selecciones de Rusia y de Uruguay, desde el sábado 23 y hasta este lunes 25 San Javier celebró una fiesta con distintas comidas típicas rusas como el borsch (sopa de remolacha), la presentación del ballet Kalinka y la exhibición pública del encuentro entre los dos equipos.
También contó que su vestido hasta el piso, que la cubría por completo, se debe a su religión.
Entre los espectadores también estuvo la ministra de Turismo de Uruguay, Liliam Kechichian, que llevaba una bandera uruguaya en el cuello.
El clima que se vivió en la plaza fue como el de un estadio, ya que en cada gol la gente gritaba el clásico "Uruguay nomá", pero además hubo una batucada de la comparsa de San Javier y funcionarios municipales que le dio el estilo de tribuna de fútbol al festejo.
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La fiesta terminó con la algarabía del triunfo y con una afortunada que compró el número de rifa ganador y se llevó la camiseta de la selección uruguaya autografiada por los jugadores.