La muerte de la pequeña estremeció a todo el país: fue hallada sin vida, con signos de tortura y de violación. Su asesino, perteneciente a la élite bogotana y educado en instituciones de prestigio, fue condenado a 58 años por los delitos de feminicidio, acceso carnal y secuestro simple.
Lejos del clima montañoso de Bogotá, Valledupar se encuentra en el departamento del Cesar, en el norte del país. Allí el clima durante todo el año es superior a los 30 grados y puede llegar a los 40. Pero este es el menor de los detalles de la nueva morada de Uribe: allí viven otros "cinco de los hombres más temidos del país", según consigna la revista Semana.
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"Las penas sumadas de estos seis perfiles de alta peligrosidad llegan casi a los 300 años de cárcel; todos han terminado por aceptar los cargos ante la justicia. Han sido comparados con Hannibal Lecter, el aterrador personaje de ficción que protagonizó 'El silencio de los inocentes'", indica la publicación colombiana.
A este selecto club solo pueden llegar los criminales con condena, por eso en los próximos dos meses pueden llegar más asesinos seriales. En el establecimiento existen medidas especiales de seguridad y de tratamientos psicológicos para las larguísimas estadías que deben cumplir.
Entre los residentes del penal está Luis Alfredo Garavito, perseguido por años por violar y/o asesinar al menos a 175 niños. Su pena inicial fue de 1853 años, pero fue reducida a 48 años de cárcel por colaboración. Cuenta con el penoso título del asesino serial y abusador de niños que se tenga registro en la historia. Garavito cometió estos crímenes no solo en Colombia, sino también en Venezuela y Ecuador.
Manuel Octavio Bermúdez, conocido como 'monstruo de los cañaduzales', vive tras las rejas para completar una condena de 40 años de prisión a partir de 2003 por asesinar a unos 50 niños en Pradera, una localidad de Valle del Cauca.
Javier Velasco violó, asesinó y empaló a Rosa Elvira Cely en el Parque Nacional de Bogotá en 2012. Por este hecho lamentable fue condenado a cumplir 48 años de condena en el penal. En 2008, Orlando Pelayo asesinó a su hijo Luis Santiago, de apenas 11 meses. Por eso paga condena en esta cárcel.
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"El espacio de estos hombres, considerados como depredadores por los colombianos, es reducido. Se levantan a las 5:30 de la mañana, pueden estudiar a distancia en sus celdas. El mayor contacto personal que la institución les ofrece es a través de personal médico psicológico que los monitorea de manera individual", explica la revista Semana.
El ala de los delincuentes más peligrosos no tiene el problema de sobrepoblación que sufre el resto de la cárcel, pero por las ventanas solo pueden ver pilas de basura frecuentadas por aves carroñeras y un muro.