"Ninguna de (las heridas registradas en el cuerpo del vigilante) reviste la gravedad para explicar la muerte", dijo el director del estatal Departamento de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Valdés, informó la Fiscalía General de Colombia.
Merchán era uno de los testigos clave en el asesinato de una niña de 7 años de edad, originaria de la etnia Yanacona, quien apareció muerta el 4 de diciembre en un apartamento de un exclusivo edificio de Bogotá en el que él trabajaba como vigilante.
Sin embargo, tras colaborar con la Fiscalía, Merchán se habría suicidado el pasado viernes en su casa con cortes de cuchillo en varias partes de su cuerpo, heridas que Medicina Legal sostiene ahora que no fueron suficientes para inducir su muerte.
Junto al cuerpo de Merchán fue hallada una carta en la que pidió perdón a sus familiares por arruinarles la Navidad y en la que también señaló que era inocente.
Respecto de esa carta, el director nacional de Seccionales y Seguridad Ciudadana de la Fiscalía, Luis González, corroboró este lunes su autenticidad, y precisó que la letra se "corresponde a los rasgos de caligrafía que él tenía en vida", informó la Fiscalía.
De acuerdo con las versiones oficiales, Rafael Uribe llegó en su camioneta en la mañana del 4 de diciembre hasta un empobrecido sector de Bogotá y raptó a la pequeña cuando jugaba con otro menor frente a su casa.
La desaparición de la niña fue reportada por sus padres a la Policía, que siete horas después encontró su cadáver escondido en el suelo de un jacuzzi en el apartamento del arquitecto, cercano al barrio del cual la raptó.
Organismos defensores de derechos humanos, como la Defensoría del Pueblo, han pedido que en el caso se aplique con rigurosidad lo que se establece en la Constitución y en la Ley de Infancia y Adolescencia, lo que significa que de ser hallado culpable, Uribe Noguera no tendría ningún tipo de beneficio y se enfrentaría a una pena de 60 años en prisión.