De hecho, desde el Departamento de Estado informaron de que uno de los objetivos clave del encuentro había sido buscar formas de aumentar la presión sobre el país asiático.
"No es de extrañar que los chinos hayan calificado la reunión de "ilegítima" y de no representar a todas las partes. En Moscú estaban indignados porque, al final de la conferencia, a ellos y a los chinos, encima, se les exijía algo", señala Mirzayán, docente en el departamento de Politología de la Universidad Financiera dependiente del Gobierno de la Federación de Rusia.
Una reunión estéril
Sin embargo, la reunión en Vancouver no sirvió para llegar a una solución alternativa al ya mantra de las sanciones y la presión sobre Pyongyang. "El objetivo de ejercer la máxima presión [sobre Corea del Norte] ha sido y sigue siendo alentar al país a entablar una negociación sobre su desnuclearización", defiende el Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, que añade, además, que la coerción se incrementará hasta que Pyongyang escoja el camino 'correcto'.
Más sanciones
"Un camino basado exclusivamente en sanciones es, en principio, ineficaz e, incluso, contraproducente. Obligar a Corea del Norte a renunciar a sus armas nucleares es imposible mientras Kim Jong-un se acuerde de cómo acabaron Gadafi y Sadam Hussein", advierte Mirzayán.
"Ahora EEUU exige a Corea del Sur que permanezca en la trinchera estadounidense y que ejerza presión colectiva sobre Pyongyang. Pero Seúl, asustado por la escalada del conflicto y por su posible futuro, se ha echado atrás".
Atrapados en su propia retórica
El paso dado por Seúl y las reticencias de China y de Rusia significarán el aislamiento diplomático de Estados Unidos, asegura el politólogo ruso. El único Gobierno del sexteto norcoreano —formado por Rusia, EEUU, China, Japón, Corea del Sur y Corea del Norte— que apoya la retórica agresiva de Washington es Tokio, "que puso tantas condiciones a Pyongyang para iniciar un diálogo, que ahora es incapaz de iniciar uno".
Añade que los japoneses también se han dado cuenta de lo peligrosas que resultan las sanciones y el poco sentido que tienen, pero que el Gobierno no puede dar marcha atrás porque perdería su confianza. "Precisamente por eso tienen que seguir adelante con la escalada de tensión", advierte, "y por eso su ministro de Exteriores, Taro Kono, llamó desde Vancouver al resto de países a interrumpir toda comunicación con los norcoreanos".
La situación de Estados Unidos no es muy diferente a la de Japón. A Washington también le resulta difícil dar un giro de 180 grados. Incluso si es lo que quiere Trump.
"La posición estadounidense se basa en que con Corea del Norte no es posible ningún tipo de diálogo que no sea el de abandonar completamente su programa nuclear. Es el punto de vista del partido de Trump. Por eso la invitación de Tillerson a Corea del Norte para 'iniciar un diálogo sobre lo que sea y donde sea' no ha recibido apoyos en la Casa Blanca".
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Sin embargo, la retórica de Trump le obliga a pensar que la presión que ejerce sobre Corea del Norte está siendo muy efectiva. Y es que atribuye a las sanciones que las dos Coreas hayan iniciado un diálogo. Pero también que, en el caso de que no sea así, "la culpa es de Putin", concluye.