Venezuela cierra un año marcado por el recrudecimiento de la presión estadounidense
Venezuela cierra un año marcado por el recrudecimiento de la presión estadounidense
Sputnik Mundo
La República Bolivariana de Venezuela enfrenta un total de 1.070 medidas coercitivas unilaterales (MCU) y acciones punitivas, según el más reciente reporte del... 31.12.2025, Sputnik Mundo
De la presión financiera a las acciones tildadas como "piratería marítima", pasando por el bloqueo aéreo y el despojo judicial de activos estratégicos, se percibe un patrón que, lejos de ocultarse, se ha exhibido sin tapujos en los últimos meses del año.Expertos consultados por Sputnik califican esta política como un giro hacia la máxima presión de carácter multidimensional y bélico.Un cambio de naturalezaEl informe del OVA detalla desde las sanciones a 52 personas el 10 de enero, hasta el asalto militar y confiscación de 1,8 millones de barriles de petróleo venezolano en el buque Centuries el 20 de diciembre, la segunda ofensiva de este tipo en el mes.En el medio, una sucesión de actos: la confiscación de un avión, la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para criminalizar a migrantes, la deportación ilegal de 238 venezolanos a un centro en El Salvador, la imposición de aranceles unilaterales, la denegación de visas a peloteros juveniles, la restricción bancaria a clientes connacionales por parte de Wells Fargo, así como la sentencia del tribunal de Delaware que aprobó la venta forzosa de Citgo Petroleum por una fracción de su valor.La socióloga Marisol Olmeta señaló en diálogo con Sputnik que el informe evidencia un salto cualitativo en la agresión, en donde se transitó de la presión diplomática a la piratería abierta. La especialista se refiere a los asaltos de los buques The Skipper y Centuries en aguas internacionales, con un daño de 1,8 millones de barriles de petróleo.La analista considera que estas acciones comprenden un ataque coordinado a tres frentes: la soberanía tecnológica y logística (con bloqueos aéreos y veto tecnológico); la estabilidad social y migratoria, así como la moral del pueblo. Sin embargo, desde su perspectiva como pedagoga comunera, detecta un efecto contrario al perseguido por Washington, ya que se ha fortalecido el autogobierno y la conciencia popular desde las bases.Por su parte, el politólogo Walter Ortíz sugirió también en diálogo con este medio que la presión de la Administración Trump contra Venezuela da señales de que se avanzará a "una especie de segunda etapa". En ese sentido, recuerda que el mandatario estadounidense emprendió en 2017 el bloqueo directo a Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y que ahora se observa una intensificación.La consolidación de la resistenciaSobre la relación bilateral para el próximo año, ambos analistas descartan cualquier escenario de distensión inmediata y prevén una continuación de la tensión, aunque con matices distintos en su interpretación.Para Olmeta, la relación será un espejo de dos realidades en pugna: "Mientras ellos (Washington) sigan actuando bajo la lógica del botín y el asalto, Venezuela seguirá consolidando su lugar en el nuevo mundo multipolar"."La resistencia de Venezuela está validando lo que hemos denunciado por décadas: que es posible y necesario abandonar el barco de una hegemonía que ya no tiene moral para sostenerse", ahondó.Walter Ortíz, por su parte, es más cauteloso respecto a posibles diálogos binacionales. Aunque reconoce que hay ya procesos de diálogo entre Trump y Maduro, los considera incipientes. Su pronóstico se inclina hacia la intensificación de la estrategia de asfixia: "Pareciera que esta máxima presión va a acrecentar por vía económica. Eso es lo que pareciera que va a suceder".Subraya que el despliegue militar estadounidense en el Caribe tiene objetivos claros de control político y el viejo objetivo del cambio de régimen para realinear a Venezuela con sus intereses estratégicos, particularmente el petrolero.Los desafíos multidimensionales de la resistenciaFrente a este panorama hostil, los desafíos para Venezuela en 2026 son monumentales, pero ambos analistas los encaran desde la óptica de la resistencia activa y la transformación interna.Olmeta los desglosa desde la trinchera de lo que llama la pedagogía comunera:Ortíz enfatiza el desafío político de sostener el frente interno ante amenazas externas que parecieran intentar destruir a la nación venezolana. Señala la importancia de la nueva Asamblea Nacional y un probable proceso de reforma del Estado.En lo económico y social, aunque reconoce el crecimiento sostenido de los últimos años, apunta que el gran reto es que este proceso pueda sostenerse ante las amenazas y, crucialmente, mejorar las condiciones de vida cotidiana de la población.Ambos analistas consideran que el informe del Observatorio Venezolano Antibloqueo, más que un listado, es la crónica de una estrategia de asedio que mutó hacia el terreno de la fuerza bruta en 2025.
La República Bolivariana de Venezuela enfrenta un total de 1.070 medidas coercitivas unilaterales (MCU) y acciones punitivas, según el más reciente reporte del Observatorio Venezolano Antibloqueo (OVA) con corte al 22 de diciembre de este año. Dicha cifra refleja el contexto de agresión que enfrenta la nación latinoamericana.
De la presión financiera a las acciones tildadas como "piratería marítima", pasando por el bloqueo aéreo y el despojo judicial de activos estratégicos, se percibe un patrón que, lejos de ocultarse, se ha exhibido sin tapujos en los últimos meses del año.
Expertos consultados por Sputnik califican esta política como un giro hacia la máxima presión de carácter multidimensional y bélico.
El informe del OVA detalla desde las sanciones a 52 personas el 10 de enero, hasta el asalto militar y confiscación de 1,8 millones de barriles de petróleo venezolano en el buque Centuries el 20 de diciembre, la segunda ofensiva de este tipo en el mes.
En el medio, una sucesión de actos: la confiscación de un avión, la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para criminalizar a migrantes, la deportación ilegal de 238 venezolanos a un centro en El Salvador, la imposición de aranceles unilaterales, la denegación de visas a peloteros juveniles, la restricción bancaria a clientes connacionales por parte de Wells Fargo, así como la sentencia del tribunal de Delaware que aprobó la venta forzosa de Citgo Petroleum por una fracción de su valor.
La socióloga Marisol Olmeta señaló en diálogo con Sputnik que el informe evidencia un salto cualitativo en la agresión, en donde se transitó de la presión diplomática a la piratería abierta. La especialista se refiere a los asaltos de los buques The Skipper y Centuries en aguas internacionales, con un daño de 1,8 millones de barriles de petróleo.
La analista considera que estas acciones comprenden un ataque coordinado a tres frentes: la soberanía tecnológica y logística (con bloqueos aéreos y veto tecnológico); la estabilidad social y migratoria, así como la moral del pueblo. Sin embargo, desde su perspectiva como pedagoga comunera, detecta un efecto contrario al perseguido por Washington, ya que se ha fortalecido el autogobierno y la conciencia popular desde las bases.
Por su parte, el politólogo Walter Ortíz sugirió también en diálogo con este medio que la presión de la Administración Trump contra Venezuela da señales de que se avanzará a "una especie de segunda etapa". En ese sentido, recuerda que el mandatario estadounidense emprendió en 2017 el bloqueo directo a Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y que ahora se observa una intensificación.
"Pareciera que esto lo estamos viendo a partir de estos secuestros, de esta piratería de buques petroleros con petróleo venezolano, y no me extrañaría que para el año 2026 eso se incremente de algún modo", señaló.
La consolidación de la resistencia
Sobre la relación bilateral para el próximo año, ambos analistas descartan cualquier escenario de distensión inmediata y prevén una continuación de la tensión, aunque con matices distintos en su interpretación.
Para Olmeta, la relación será un espejo de dos realidades en pugna: "Mientras ellos (Washington) sigan actuando bajo la lógica del botín y el asalto, Venezuela seguirá consolidando su lugar en el nuevo mundo multipolar".
"La resistencia de Venezuela está validando lo que hemos denunciado por décadas: que es posible y necesario abandonar el barco de una hegemonía que ya no tiene moral para sostenerse", ahondó.
Walter Ortíz, por su parte, es más cauteloso respecto a posibles diálogos binacionales. Aunque reconoce que hay ya procesos de diálogo entre Trump y Maduro, los considera incipientes. Su pronóstico se inclina hacia la intensificación de la estrategia de asfixia: "Pareciera que esta máxima presión va a acrecentar por vía económica. Eso es lo que pareciera que va a suceder".
Subraya que el despliegue militar estadounidense en el Caribe tiene objetivos claros de control político y el viejo objetivo del cambio de régimen para realinear a Venezuela con sus intereses estratégicos, particularmente el petrolero.
"Va a haber una situación en la cual se va a mantener tensión, van a haber escenarios, sin duda, alguna de nuevas amenazas", concluye.
Los desafíos multidimensionales de la resistencia
Frente a este panorama hostil, los desafíos para Venezuela en 2026 son monumentales, pero ambos analistas los encaran desde la óptica de la resistencia activa y la transformación interna.
Olmeta los desglosa desde la trinchera de lo que llama la pedagogía comunera:
Político: consolidar el Estado comunal y transmitir que la lucha es por el derecho a existir fuera de los imperialismos.
Económico: crear sistemas productivos alternativos y romper las cadenas de dependencia, potenciando la economía comunal y diversificada.
Social: utilizar la educación comunera para sanar las heridas de la guerra económica, mantener la cohesión social y proteger a los más vulnerables.
Ortíz enfatiza el desafío político de sostener el frente interno ante amenazas externas que parecieran intentar destruir a la nación venezolana. Señala la importancia de la nueva Asamblea Nacional y un probable proceso de reforma del Estado.
En lo económico y social, aunque reconoce el crecimiento sostenido de los últimos años, apunta que el gran reto es que este proceso pueda sostenerse ante las amenazas y, crucialmente, mejorar las condiciones de vida cotidiana de la población.
"Responder a la esperanza expresada por la gente, a las demandas legítimas de la gente, es el desafío principal en un contexto que dista mucho de la normalidad", afirmó.
Ambos analistas consideran que el informe del Observatorio Venezolano Antibloqueo, más que un listado, es la crónica de una estrategia de asedio que mutó hacia el terreno de la fuerza bruta en 2025.
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