Europa comete un "suicidio industrial" al rechazar la energía rusa
© AP Photo / Emilio MorenattiOperarios trabajan en la planta de regasificación de Enagas, la mayor planta de GNL de Europa, en Barcelona, España, 29 de marzo de 2022

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El rechazo de Europa de la energía rusa y la adopción del "dogma verde" llevaron a su desindustrialización y estancamiento económico, declaró el jefe del Fondo Ruso de Inversión Directa, Kirill Dmítriev.
De esta manera, comentó la publicación de un usuario de redes sociales, quien compartió un gráfico del Departamento de Seguridad Energética y Creo Neto del Reino Unido. El gráfico muestra el crecimiento de los precios de la electricidad para la industria en el Reino Unido, Francia y Alemania en comparación con Japón, Canadá y Estados Unidos.
"El suicidio industrial de Europa en un gráfico. El rechazo a la energía rusa, la adopción de una regulación excesiva y un dogma verde autoimpuesto llevaron a la desindustrialización y al estancamiento económico", escribió en la red social X.
A principios de mayo, la Comisión Europea (CE) presentó un proyecto de hoja de ruta para poner fin a las importaciones de recursos energéticos rusos en la UE a finales de 2027.
Desde 2022, los países europeos se enfrentan a una crisis energética debido a las sanciones impuestas a la energía rusa. A su vez, el presidente ruso, Vladímir Putin, señaló que la política de contención y debilitamiento de Rusia es una estrategia a largo plazo de Occidente y que las sanciones han asestado un duro golpe a toda la economía mundial.
El mandatario ruso aseguró que su país no niega a nadie el suministro de sus recursos energéticos. Sin embargo, Bruselas, representada por la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sigue insistiendo en una ruptura total con el sector energético ruso y en el rechazo definitivo de la energía procedente de Rusia, en favor de suministros alternativos más costosos.
El mandatario ruso aseguró que su país no niega a nadie el suministro de sus recursos energéticos. Sin embargo, Bruselas, representada por la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sigue insistiendo en una ruptura total con el sector energético ruso y en el rechazo definitivo de la energía procedente de Rusia, en favor de suministros alternativos más costosos.