Si EEUU "abandona la obsesión de ser el número 1", la relación con China no debería ser conflictiva
Si EEUU "abandona la obsesión de ser el número 1", la relación con China no debería ser conflictiva
Sputnik Mundo
Si Estados Unidos "abandona la obsesión de ser el número uno", su relación China o cualquier otro país del mundo ya no tendría que ser conflictiva, aseguró... 10.09.2024, Sputnik Mundo
En una misiva escrita por petición de la revista estadounidense Foreign Policy, Quah se dirigió a quien ocupará la Casa Blanca después de las elecciones presidenciales del país norteamericano que se realizarán en noviembre. Así, el economista comenzó señalando que, a finales del siglo XX, EEUU propuso al mundo tres grandes ideas para una sociedad global más próspera e igualitaria: convergencia política, eficiencia económica y ventaja comparativa. No obstante, el especialista observa que el modelo estadounidense no ha dado los resultados prometidos, por lo que consideró que, en la actualidad, el escenario "debe ser desalentador y agotador" para los líderes de dicha nación."Para tener éxito, solo tenemos que evitar el estancamiento. No tenemos que cooperar explícitamente, ni siquiera estar de acuerdo", añadió. De esa manera, el experto en economía ofreció tres sugerencias que, a su modo de ver, permitirán que el multilateralismo y la globalización funcionen. Primero, llamó al país norteamericano a preguntarse qué es lo realmente importante y a olvidarse de su obsesión por ser el número uno del mundo. "¿Sabe qué pasará con el modo de vida del pueblo estadounidense y con el sistema de Gobierno de Estados Unidos si se convierte en el número dos? Absolutamente nada", dijo Quah. La segunda sugerencia consiste en que Estados Unidos tiene que cuidar a su población, cuya situación no se ajusta ya con el relato de éxito proclamado por el país, en el que la mitad de su población inferior apenas tiene mejores condiciones que hace décadas. En tercer lugar, el economista invitó a Washington a sentirse cómodo en el mundo, sin que eso implique la extralimitación en los asuntos ajenos, sino por el contrario, perseguir únicamente su interés nacional. "No queremos que ande por ahí colaborando en todas partes porque, a veces, cuando hace eso, arruina las cosas", dio Quah. En contraste, dijo, en el sudeste asiático y el resto del mundo no existe la capacidad, ahora, de construir un mundo que dé cabida a un Estados Unidos disfuncional e inseguro.
Si Estados Unidos "abandona la obsesión de ser el número uno", su relación China o cualquier otro país del mundo ya no tendría que ser conflictiva, aseguró Danny Quah, decano y profesor de economía en la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.
En una misiva escrita por petición de la revista estadounidense Foreign Policy, Quah se dirigió a quien ocupará la Casa Blanca después de las elecciones presidenciales del país norteamericano que se realizarán en noviembre.
Así, el economista comenzó señalando que, a finales del siglo XX, EEUU propuso al mundo tres grandes ideas para una sociedad global más próspera e igualitaria: convergencia política, eficiencia económica y ventaja comparativa.
No obstante, el especialista observa que el modelo estadounidense no ha dado los resultados prometidos, por lo que consideró que, en la actualidad, el escenario "debe ser desalentador y agotador" para los líderes de dicha nación.
"Sin embargo, creo que el mundo puede seguir funcionando bien para ustedes y, de hecho, para todos nosotros", aseveró Quah.
"Para tener éxito, solo tenemos que evitar el estancamiento. No tenemos que cooperar explícitamente, ni siquiera estar de acuerdo", añadió.
De esa manera, el experto en economía ofreció tres sugerencias que, a su modo de ver, permitirán que el multilateralismo y la globalización funcionen.
Primero, llamó al país norteamericano a preguntarse qué es lo realmente importante y a olvidarse de su obsesión por ser el número uno del mundo.
"¿Sabe qué pasará con el modo de vida del pueblo estadounidense y con el sistema de Gobierno de Estados Unidos si se convierte en el número dos? Absolutamente nada", dijo Quah.
La segunda sugerencia consiste en que Estados Unidos tiene que cuidar a su población, cuya situación no se ajusta ya con el relato de éxito proclamado por el país, en el que la mitad de su población inferior apenas tiene mejores condiciones que hace décadas.
"Mejorar el bienestar de los débiles y vulnerables de su sociedad y brindarles oportunidades a través de instituciones e infraestructuras públicas nacionales sólidas y universidades abiertas de clase mundial ayudará no sólo a su propia cohesión y tejido social, sino que nuevamente los convertirá en nuestra envidia e ídolos", aseveró el profesor.
En tercer lugar, el economista invitó a Washington a sentirse cómodo en el mundo, sin que eso implique la extralimitación en los asuntos ajenos, sino por el contrario, perseguir únicamente su interés nacional.
"No queremos que ande por ahí colaborando en todas partes porque, a veces, cuando hace eso, arruina las cosas", dio Quah.
"Así es como estas tres sugerencias podrían traducirse en políticas (...). Una vez que abandone la obsesión de ser el número uno, su relación con China ya no tendrá por qué ser conflictiva", continuó.
En contraste, dijo, en el sudeste asiático y el resto del mundo no existe la capacidad, ahora, de construir un mundo que dé cabida a un Estados Unidos disfuncional e inseguro.
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