El duelo televisivo, que tendrá una duración de 90 minutos e incluirá dos cortes comerciales, es organizado por la cadena CNN, e implementará varios cambios en relación con los debates presidenciales del pasado. Entre los más importantes están que el evento no incluirá público en vivo y que el micrófono estará silenciado para aquel que no tenga el uso de la palabra.
Se trata además de la primera vez que un debate presidencial se realiza en junio y antes que se desarrollen las convenciones partidarias —previstas para julio en el caso del Partido Republicano y agosto para el Partido Demócrata—, donde tradicionalmente se formalizan las candidaturas y se echan a andar oficialmente las campañas.
El encuentro llega en un momento en el que Trump ha logrado consolidar su estatus de favorito en la disputa electoral, con todas las encuestas exhibiendo una clara ventaja del republicano en los siete estados en disputa y una muy baja aprobación de Biden, alrededor del 38%, perjudicado por el aumento de la inflación, el crecimiento récord de la migración ilegal en la frontera sur, y la percepción que debido a su avanzada edad (81 años) y numerosos gaffes protagonizados en el último tiempo no se encuentra capacitado para servir un segundo mandato.