Al mantener a Cuba en la lista de patrocinadores de terrorismo, EEUU "pretende dañar a la isla"
Al mantener a Cuba en la lista de patrocinadores de terrorismo, EEUU "pretende dañar a la isla"
Sputnik Mundo
Desde hace más de seis décadas, Cuba ha enfrentado, en reiteradas ocasiones, ataques de diversa índole auspiciados, directa o indirectamente, por la Agencia... 21.05.2024, Sputnik Mundo
Así consideró a Sputnik Luis René Fernández Tabío, doctor en Ciencias Económicas, profesor titular y estudioso del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, para quien ese registro constituye un "instrumento político injustificado y sin ningún argumento real porque no hay forma de demostrar que la nación caribeña favorece el terrorismo".Pero, ¿por qué el Departamento de Estado, a pocos meses de una muy tensa elección presidencial, decide "hacer justicia" y declarar la colaboración de Cuba en este tema?, cuestionó el experto en referencia a la noticia difundida la semana última sobre la retirada de La Habana de otra lista alusiva a la "Certificación de país que no coopera totalmente con los esfuerzos contraterroristas" (NFCC, por sus siglas en inglés)."Pareciera ser una acción sugerida por los asesores de campaña electoral del actual mandatario Joe Biden, para ganar algunos votos entre quienes se oponen a la presencia de la isla en esos instrumentos. Existe un creciente rechazo dentro de Estados Unidos, entre cubanos residentes allí e, incluso, figuras políticas locales que comprenden la crueldad de esas disposiciones", indicó.Según señaló el profesor, el documento emitido por el Gobierno estadounidense reconoce que "las circunstancias para la certificación de Cuba como país que no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas han cambiado de 2022 a 2023"."Sin embargo, eso no significa la eliminación de la otra lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SST, por sus siglas en inglés), lo que supone una decisión ulterior que no ha ocurrido. En términos prácticos, están en pie todas las afectaciones derivadas de la designación del presidente Donald Trump en 2021", resumió.¿Por qué la isla debe salir de la lista?Para Guillermo Suárez Borges, máster en Ciencias Sociales e investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo resulta, esencialmente, una cuestión de "apego a la verdad", sobre todo, porque su inclusión está basada en argumentos insostenibles.La mayor de las Antillas "no es un país terrorista, es una nación que ha llevado la solidaridad a todos los rincones del mundo sin importar el costo, con ejemplos diversos como la participación de profesionales en el combate al ébola; el tratamiento de los niños de Chernóbil, tras el accidente en la década de 1980, y la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina", refirió a Sputnik.La emisión de este tipo de registros elaborados por el Departamento de Estado y otras dependencias de EEUU, con una supuesta evaluación o certificación de las naciones sobre determinados temas de prioridad resultan "mecanismos de hegemonía que pretenden generalizar la manera de pensar de Washington, aplicar las reglas dictadas por ellos y castigar a quienes no las asuman".Combate al terrorismoLa reinserción nuevamente en la lista, a escasos días de la salida de Donald Trump del despacho oval—tras la imposición de 243 medidas y durante el enfrentamiento a la COVID-19—, representó "grandes y diversos problemas, sobre todo, en el orden económico y financiero", en paralelo, muchos estados y presidentes manifestaron su inconformidad con esa decisión."Somos colaboradores en materia de antiterrorismo y hemos entregado, incluso, a las autoridades estadounidenses el nombre de comisores de delitos detenidos en nuestro país. Nuestras capacidades de enfrentar esa problemática y de compartir información que evite su expansión por la región han sido claras a lo largo de la historia", añadió Suárez Borges.Sumado a ello, amplió Fernández Tabío, Cuba es Estado Parte de los 13 convenios internacionales en materia de lucha contra el terrorismo y cumple con las obligaciones correspondientes asociadas a los dictámenes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en ese ámbito.En otra ocasión, agregó, la representación diplomática cubana en EE.UU. informó al Buró Federal de Investigación de un atentado contra el presidente Ronald Reagan que contribuyó a salvar su vida, aunque fue precisamente Reagan el que incorporó a Cuba en dicha lista, en 1982.No obstante, el pasado 1 de mayo, un tribunal federal declaró "no culpable" de los cuatro cargos en su contra a Alexander Alazo Baró, autor del atentado terrorista contra la Embajada de La Habana en Washington, el 30 de abril de 2020, bajo el argumento de condiciones de demencia del perpetrador.Límites para el intercambio globalFernández Tabío, por su parte, mencionó que, independientemente de su carácter ilegal e injustificado, la SST autoriza a la administración estadounidense a imponer sanciones económicas —redundantes en el caso de la isla por la existencia del bloqueo económico, comercial y financiero—, pero con mayor impacto dentro del sistema de relaciones financieras y comerciales a nivel global.Entre los límites, apuntó el profesor, están las enormes dificultades para la materialización de transacciones bancarias, incluso personales, la disminución de los viajes turísticos desde Europa; asimismo, obstruye la ayuda de organizaciones religiosas, científicas, educacionales y deportivas, mediante la cancelación de cuentas o la obstaculización del financiamiento.El historiador e investigador Hassan Pérez Casabona recordó a Sputnik que, en estos poco más de tres años, al menos 92 entidades financieras y bancarias retiraron prestaciones mantenidas durante décadas, "la continuidad de esos servicios implicaría la exposición a sanciones, privaciones y penalizaciones por EE.UU.".Si bien, sentenció, los mecanismos coercitivos y unilaterales no son algo novedoso dentro de la política exterior estadounidense —existen estudios de cómo a finales de la década de 1950 era empleado como uno de los instrumentos de la Guerra Fría— en los últimos 10 años "le han dado un uso renovado y de mayor intensidad".Por tanto, la retirada de Cuba de la NFCC resulta "un acto de justicia, porque mantenemos una política sostenida, invariable e incuestionable de combate al terrorismo y de fomentar la paz en los espacios multilaterales, muestra de ello, fue la firma en 2014, durante la Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana, de la proclama que establece a América Latina y el Caribe como zona de paz".Mencionó, asimismo, la diplomacia y la postura de la mayor de las Antillas orientada a contribuir a la búsqueda de soluciones durante conflictos, mediante la negociación, el diálogo y el respeto.De acuerdo con Pérez Casabona, es un momento para que la opinión pública, desde la perspectiva política y académica, establezcan un combate que "obligue a las autoridades estadounidenses al único acto posible: retirarnos de inmediato de ese documento, pues no han desaparecido las sanciones, privaciones y las terribles afectaciones asociadas".
Desde hace más de seis décadas, Cuba ha enfrentado, en reiteradas ocasiones, ataques de diversa índole auspiciados, directa o indirectamente, por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, si bien esta nación incluyó nuevamente a la isla en 2021 en una lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo.
Así consideró a Sputnik Luis René Fernández Tabío, doctor en Ciencias Económicas, profesor titular y estudioso del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, para quien ese registro constituye un "instrumento político injustificado y sin ningún argumento real porque no hay forma de demostrar que la nación caribeña favorece el terrorismo".
"Esa designación basada en la manipulación y la mentira pretende dañar la imagen de la isla, justificar todas las medidas de fuerza contra nuestro país y reforzar el andamiaje del bloqueo, para reducir aún más el flujo de turistas, dificultar las transacciones comerciales y financieras, y encarecer los costos del financiamiento externo", puntualizó el académico.
Pero, ¿por qué el Departamento de Estado, a pocos meses de una muy tensa elección presidencial, decide "hacer justicia" y declarar la colaboración de Cuba en este tema?, cuestionó el experto en referencia a la noticia difundida la semana última sobre la retirada de La Habana de otra lista alusiva a la "Certificación de país que no coopera totalmente con los esfuerzos contraterroristas" (NFCC, por sus siglas en inglés).
"Pareciera ser una acción sugerida por los asesores de campaña electoral del actual mandatario Joe Biden, para ganar algunos votos entre quienes se oponen a la presencia de la isla en esos instrumentos. Existe un creciente rechazo dentro de Estados Unidos, entre cubanos residentes allí e, incluso, figuras políticas locales que comprenden la crueldad de esas disposiciones", indicó.
Según señaló el profesor, el documento emitido por el Gobierno estadounidense reconoce que "las circunstancias para la certificación de Cuba como país que no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas han cambiado de 2022 a 2023".
"Sin embargo, eso no significa la eliminación de la otra lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SST, por sus siglas en inglés), lo que supone una decisión ulterior que no ha ocurrido. En términos prácticos, están en pie todas las afectaciones derivadas de la designación del presidente Donald Trump en 2021", resumió.
¿Por qué la isla debe salir de la lista?
Para Guillermo Suárez Borges, máster en Ciencias Sociales e investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo resulta, esencialmente, una cuestión de "apego a la verdad", sobre todo, porque su inclusión está basada en argumentos insostenibles.
La mayor de las Antillas "no es un país terrorista, es una nación que ha llevado la solidaridad a todos los rincones del mundo sin importar el costo, con ejemplos diversos como la participación de profesionales en el combate al ébola; el tratamiento de los niños de Chernóbil, tras el accidente en la década de 1980, y la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina", refirió a Sputnik.
La emisión de este tipo de registros elaborados por el Departamento de Estado y otras dependencias de EEUU, con una supuesta evaluación o certificación de las naciones sobre determinados temas de prioridad resultan "mecanismos de hegemonía que pretenden generalizar la manera de pensar de Washington, aplicar las reglas dictadas por ellos y castigar a quienes no las asuman".
"Estados Unidos no tiene autoridad, mucho menos en el caso de Cuba, de dictar qué país está dentro de una lista sobre terrorismo. Esa estrategia ha perdido su sentido, e incluye a sus adversarios o a aquellos territorios con los cuales la Casa Blanca no comulga o no comparte su proyección internacional", explicó.
Combate al terrorismo
La reinserción nuevamente en la lista, a escasos días de la salida de Donald Trump del despacho oval—tras la imposición de 243 medidas y durante el enfrentamiento a la COVID-19—, representó "grandes y diversos problemas, sobre todo, en el orden económico y financiero", en paralelo, muchos estados y presidentes manifestaron su inconformidad con esa decisión.
"Somos colaboradores en materia de antiterrorismo y hemos entregado, incluso, a las autoridades estadounidenses el nombre de comisores de delitos detenidos en nuestro país. Nuestras capacidades de enfrentar esa problemática y de compartir información que evite su expansión por la región han sido claras a lo largo de la historia", añadió Suárez Borges.
Sumado a ello, amplió Fernández Tabío, Cuba es Estado Parte de los 13 convenios internacionales en materia de lucha contra el terrorismo y cumple con las obligaciones correspondientes asociadas a los dictámenes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en ese ámbito.
"Fue notable el apoyo del Gobierno de la nación caribeña en las horas posteriores a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, al expresar oficialmente el rechazo a esa acción y abrir los aeropuertos para cualquier contingencia", ejemplificó.
En otra ocasión, agregó, la representación diplomática cubana en EE.UU. informó al Buró Federal de Investigación de un atentado contra el presidente Ronald Reagan que contribuyó a salvar su vida, aunque fue precisamente Reagan el que incorporó a Cuba en dicha lista, en 1982.
No obstante, el pasado 1 de mayo, un tribunal federal declaró "no culpable" de los cuatro cargos en su contra a Alexander Alazo Baró, autor del atentado terrorista contra la Embajada de La Habana en Washington, el 30 de abril de 2020, bajo el argumento de condiciones de demencia del perpetrador.
Límites para el intercambio global
Fernández Tabío, por su parte, mencionó que, independientemente de su carácter ilegal e injustificado, la SST autoriza a la administración estadounidense a imponer sanciones económicas —redundantes en el caso de la isla por la existencia del bloqueo económico, comercial y financiero—, pero con mayor impacto dentro del sistema de relaciones financieras y comerciales a nivel global.
"Ello forma parte del andamiaje de acciones de guerra económica contra la mayor de las Antillas, destinada a provocar una asfixia total y, por consiguiente, la ocurrencia de protestas generalizadas que justifiquen una intervención, encaminada al llamado cambio de régimen y la reinserción de Cuba en su sistema de dominación y explotación", añadió.
Entre los límites, apuntó el profesor, están las enormes dificultades para la materialización de transacciones bancarias, incluso personales, la disminución de los viajes turísticos desde Europa; asimismo, obstruye la ayuda de organizaciones religiosas, científicas, educacionales y deportivas, mediante la cancelación de cuentas o la obstaculización del financiamiento.
El historiador e investigador Hassan Pérez Casabona recordó a Sputnik que, en estos poco más de tres años, al menos 92 entidades financieras y bancarias retiraron prestaciones mantenidas durante décadas, "la continuidad de esos servicios implicaría la exposición a sanciones, privaciones y penalizaciones por EE.UU.".
Si bien, sentenció, los mecanismos coercitivos y unilaterales no son algo novedoso dentro de la política exterior estadounidense —existen estudios de cómo a finales de la década de 1950 era empleado como uno de los instrumentos de la Guerra Fría— en los últimos 10 años "le han dado un uso renovado y de mayor intensidad".
Por tanto, la retirada de Cuba de la NFCC resulta "un acto de justicia, porque mantenemos una política sostenida, invariable e incuestionable de combate al terrorismo y de fomentar la paz en los espacios multilaterales, muestra de ello, fue la firma en 2014, durante la Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana, de la proclama que establece a América Latina y el Caribe como zona de paz".
Mencionó, asimismo, la diplomacia y la postura de la mayor de las Antillas orientada a contribuir a la búsqueda de soluciones durante conflictos, mediante la negociación, el diálogo y el respeto.
"Este informe del Departamento de Estado es una decisión correcta, pero no implica que desaparezcamos de la otra lista, que es aún más peligrosa. En ella nos colocó en 1982, el entonces presidente Ronald Reagan y nos sacó en 2015 el mandatario Barack Obama, como parte del proceso de diálogo bilateral", señaló.
De acuerdo con Pérez Casabona, es un momento para que la opinión pública, desde la perspectiva política y académica, establezcan un combate que "obligue a las autoridades estadounidenses al único acto posible: retirarnos de inmediato de ese documento, pues no han desaparecido las sanciones, privaciones y las terribles afectaciones asociadas".
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